Cuatro hombres acusados en 2009 por la preparación de una serie de actos terroristas fueron declarados culpables de conspirar para utilizar armamentos de destrucción masiva, entre otros cargos, y enfrentarán condenas de cadena perpetua.
Los tres estadounidenses y el ciudadano de Ghana, James Cromitie, David Williams, Onta Williams y Laguerre Payen, fueron detenidos después de aparcar sus coches con lo que consideraban material explosivo cerca de una sinagoga y un centro judío en Bronx, Nueva York.
El arresto puso fin a una operación de la CIA en que participó un funcionario de la agencia de inteligencia. Infiltrado entre los terroristas, el informante pagado ayudaba a elaborar los planes de los actos y concedió explosivos falsos a los cuatro hombres. Además de las explosiones, los criminales se preparaban para derribar aviones militares y asesinar a empleados y funcionarios estadounidenses.
Tras una deliberación de ocho días, Cromitie, el varias veces arrestado cabecilla del grupo, y David Williams fueron declarados culpables de ocho cargos de conspiración. Los demás implicados recibieron siete cargos. Su sentencia se anunciará en marzo del próximo año.
A pesar de que los abogados de la defensa pretenden apelar el fallo del jurado, pues declaran que el informante no sólo "ayudaba" a los terroristas, sino que les incentivaba a realizar el acto terrorista, el fiscal de Nueva York, Preet Bharara, subrayó que los acusados representaban una "seria amenaza" y que los neoyorquinos están ahora más seguros.