Unos dicen que Rusia no necesita “fiestas extranjerizantes”, carentes de profundo arraigo en la conciencia popular como la de San Valentín o Halloween. Otros ven en esta fiesta algo satánico y repugnante. Mientras tanto son muchos los que consideran que es una alegre manifestación de profundas raíces espirituales propias para diferentes etnias y culturas. Hay quienes no lo toman en serio, considerando Halloween como una buena oportunidad para disfrazarse, juntarse con los amigos y pasarlo estupendamente bien en un ambiente informal.
Independientemente de la polémica las estadísticas muestran que cada vez más número de personas, mayoritariamente jóvenes, celebran esta fiesta, reuniéndose eufóricamente en las discotecas, clubes y restaurantes. Los establecimientos se decoran de tonos negro-naranja, por todas partes se ponen ‘cabezas de calabazas’ y los visitantes vienen, disfrazados en trajes carnavalescos.
Puede que no con tanta envergadura, pero con igual entusiasmo esta fiesta la celebren los estudiantes de los colegios. Aunque los estrictos funcionarios del Ministerio de Educación de Rusia prohibieron la fiesta, los profesores y alumnos, pese a las restricciones impuestas, encontrarán el modo adecuado de pasarlo bien, sobre todo en clases de inglés.
”La posición del Departamento es inalterable desde el año 2003 cuando la administración había emitido una circular destinada a los directores de los centros educativos de Moscú en la que se prohibían las celebraciones de eventos dedicados a Halloween”, expresó el secretario de prensa del Departamento de Educación.
La decisión fue tomada ya que en esta fiesta “existen elementos de contenido religioso” (el culto a la muerte y la personificación de los malos espíritus), lo que contradice al “carácter laico de los establecimientos educativos”. Otra de las razones es que “Halloween produce un efecto destructivo en la psíquica y la salud espiritual y mental de los niños”, según la opinión de muchos psiquiatras, al igual que los representantes del Instituto de Investigación Estatal sobre Familia y Educación de Rusia.
La Iglesia Ortodoxa Rusa considera que Halloween, el Día de Todos los Santos, es una fiesta contraria a la tradición y la cultura ortodoxa, siendo ésta por excelencia una manifestación nefasta de tristeza espiritual lo que acentúa el profundo aislamiento y egoísmo individualista de los jóvenes contemporáneos. Los representantes del Patriarcado Moscovita opinan que con el tiempo la fiesta perderá su actual magnetismo y empuje popular, tan sólo hay que tener un poco de paciencia “hasta cuando la fiesta se autodiluya y se marginalice”.
Según los sociólogos, un 61% de los rusos conoce esta fiesta pero no lo celebra. Más de un tercio –un 35% de los ciudadanos rusos– ni siquiera conocen esta fiesta (un 10% menos que hace cuatro años).