Conozca los espíritus eslavos más enigmáticos
A diferencia de la mitología griega que a partir del siglo VII a. de C. se ha convertido por los sacerdotes, poetas y escritores en el objeto de una descripción literaria abundante y detallada, la mitología eslava sigue siendo una verdadera tabla rasa.
Los eslavos al igual que otros pueblos indoeuropeos han evolucionado desde los niveles más primitivos de la demonología mágica hacia las formas elevadas de la religión. De este largo proceso no disponemos de mucha información. Pero lo que sí sabemos es que estos pobladores siempre estaban rodeados de un mundo abigarrado de brujería maligna y encantamiento espiritual.
Este mundo era base de la mentalidad religiosa de los eslavos desde los antiguos tiempos hasta el final del período pagano. Los textos escritos y las imágenes de los dioses y espíritus no se guardaron porque la cristianización había interrumpido la tradición pagana de modo que la principal fuente de la información hoy en día son las crónicas medievales, los sermones en contra del paganismo, las excavaciones arqueológicas y los estudios folclóricos y etnográficos.
Además en los siglos XV-XVII los historiadores eslavos lograron superar las actitudes despectivas hacia las ideas mitológicas de sus antecesores y empezaron a recaudar e investigar cuidadosamente datos escritos y etnográficos sobre los dioses paganos y los detalles del culto ancestral. Pero la fuente más fecunda acerca de las creencias antiguas son las tradiciones populares, fiestas, creencias, ritos, al igual que canciones, cuentos, vocablos mágicos y supersticiones.
La característica principal de la mitología eslava es que representa una amplia e imaginativa réplica del mundo circundante, donde el hombre se ve rodeado de un sinnúmero de seres perversos y espíritus taimados que le acechan en todo momento. A continuación les presentamos una muestra de demonios perniciosos y espíritus malignos más arraigados en la antigua conciencia eslava:
Aspid – serpiente monstruosa con alas, que tiene nariz aviar y dos trompas, sus alas son abigarradas y brillan como piedras semipreciosas. Según otras leyendas este monstruo es lóbregamente negro. De lo que viene la expresión rusa 'negro de pizarra (aspidoso'. Se dice que en los territorios donde aparece no deja nada vivo. Suele habitar en las zonas montañosas o en los lugares inaccesibles del bosque. Nunca se sienta en la tierra: sólo en la piedra. No se le puede matar con ningún arma, sólo quemarla.
Volkodlak, hombre lobo – en la mitología eslava una persona que tiene la capacidad de transformarse en lobo, para lo que necesita saltar a través de un hueco o un palo o cuchillo hincado en la tierra. Los eslavos estaban convencidos de que estas persona son capaces de transformarse no sólo en lobos, sino también en feroces osos, perros, gatos o troncos de un árbol.
Anchutka– antiguo nombre del diablo o del demonio. Pueden ser de dos tipos: acuáticos y campestres. Como cualquier otro espíritu dañino, responde al instante a la mención de su nombre.
Baba Yagá - antiguo personaje femenino de la brujería eslava. Originariamente era diosa de la muerte: una mujer con cola de serpiente, que vigilaba la entrada al mundo subterráneo y acompañaba a las almas de los muertos al infierno.
Badzula - en la mitología de los bielorrusos un espíritu maligno que hace a la gente vagabundear. Es un espíritu normalmente de sexo femenino, que anda por las carreteras y cuando se acerca el invierno busca donde refugiarse, llamando a las puertas y ventanas de las casas donde hay luz.
Bannik – duende ('domovói') o espíritu casero, maligno, anciano, cubierto de hojas pegajosas caidas de las escobas con que los campesinos solían barrer la casa. De manera fácil podía adaptar la forma de un jabalí, perro, rana e incluso de un ser humano. Junto a él en los rincones más lóbregos de las saunas rusas ('bania' en ruso, de allí proviene su nombre) habitaban su esposa e hijos. Habitualmente lo representaban como un hombrecito pequeño, fuerte y peludo. Es al bannik a quien siempre le achacan todas las desgracias, ocurridas en las saunas rusas. Su ‘broma favorita’ es abrasar a la gente con agua hirviendo y dar golpes a la pared asustándoles. Para halagar al bannik los eslavos solían dejar un trozo de pan de centeno con mucha sal. Hay que tener en cuenta que todos los demonios temen el hierro, y Bannik no es ninguna exclusión.
Vodianói (de ‘voda’ que significa agua) - espíritu maligno y amenazador, encarnación del medio acuático peligroso. Muy a menudo se le representaba con rasgos medio humanos, medio salvajes; con patas en lugar de manos, cuernos en la cabeza, o como un anciano feo con barba luenga, envuelto en lodo. Los eslavos estaban seguros de que es el descendiente de los espíritus del mal que fueron expulsados de los cielos a los ríos, lagos y estanques. Es el dueño de las aguas, según el refrán: “el abuelo vodianói, es el jefe del agua”. También es el patrón de las rusalkas (sirenas), ondinas y otros habitantes fantásticos de lagos y ríos.
Rusalki, sirenas – uno de los espíritus primarios malvados de la mitología eslava. Las chicas jóvenes ahogadas o niñas no bautizadas solían convertirse en estos seres. Normalmente viven en el agua o cerca de ella entre los arbustos. Suelen aparecer como chicas guapas de pelo largo y suelto (soltar el pelo se consideraba inadmisible e irreverente para las jóvenes campesinas) y en algunas ocasiones como ancianas feas y velludas.
Domovoi (duende en el folclore ruso) – en la mitología eslava es el guardián del hogar casero y ayudante invisible de los dueños. A veces es un ser jocoso y taimado. Se diferencia de los demonios malignos porque no le gusta hacer fechorías, sino gastar bromas a costa de amas de casa, por ejemplo, quitándoles en los momentos menos oportunos, sal o utensilios domésticos como cucharas o cacerolas. Si alguien de la familia fallece, el domovoi lo pasa muy mal, empieza a lamentarse aullando tristemente.
Leshiy – habitante fantástico de los bosques. Este ser maligno existe en cada bosque, especialmente le gustan los abetos. Sus zapatos siempre están confundidos y puestos al revés: el derecho en el pie izquierdo y viceversa. Los ojos del leshiy son verdes y resplandecen como si fueran de carbón. Aunque siempre intenta ocultar su origen, no lo consigue: siempre se le puede percibir el tono azul de su piel ya que su sangre es de ese color.
Kikímora - espíritu malvado en forma de mujer enana, su cabeza es pequeñísima y el cuerpo muy flaco. La kikímora vive detrás de las estufas caseras y se ocupa de hilado y tejedura y a menudo hace travesuras con el huso y la rueca (por ejemplo, rompe el hilado). También daña a los animales, sobre todo las gallinas, tira y rompe los platos, no deja dormir. Algunos consideraban que las kikímoras son niños pequeños que morían sin haber sido bautizados. Es la personificación del espíritu Mara (diablo nocturno que provoca sueños malos). También eran conocidas las que vivían en bosques y lagos, siendo las acompañantes del leshiy.
Upyr – mago vivo o muerto que asesinaba a las personas y bebía sangre de ellas. Lo que equivale en las tradiciones europeas al vampiro. Lo representaban como un hombre físicamente fuerte, sonrosado y muy tacaño.
Vasilisk o basilisco – personaje mítico con cabeza de gallo, cuerpo y ojos de rana y cola de serpiente. A veces tiene características de un monstruo-serpiente. A menudo se le puede ver en los escudos de las antiguas ciudades rusas donde representa al mal o adversario vencido. Un basilisco o monstruo-serpiente, atravesado por la lanza triunfal de San Jorge (santo patrón de Moscú) figura en el escudo oficial de la capital rusa.
Según la tradiciones rusas hay varios métodos infalibles para halagar a los espíritus malignos a fin de ahuyentarlos y no convertirse en sus víctimas. Lo más importante es saber exactamente cómo se denominan, en qué medio habitan y siempre tratarlos con mucha consideración y respeto.