Tras los disturbios que estallaron el lunes en El Aaiún, las calles de la capital del Sahara Occidental quedaron relativamente tranquilas bajo la vigilancia de las fuerzas marroquíes, aunque fuentes saharauis informaron de buscas y capturas masivas en las partes de la ciudad habitadas mayoritariamente por saharauis.
Un gran número de militares y policías están desplegados en las principales calles de la ciudad, especialmente en la avenida Smara, epicentro de los disturbios del lunes.
Marruecos también declaró toque de queda y bloqueó las vías de acceso a El Aaiún a los periodistas internacionales. Por esto, es bastante difícil juzgar la estabilidad de ese orden relativo y los testimonios se reciben por vía telefónica.
Los enfrentamientos, los más graves en casi dos décadas, fueron generados por la decisión del Gobierno marroquí de tomar el control sobre el campamento 15 kilómetros de la capital donde miles de saharahuis durante un mes reivindicaban sus derechos sociales y económicos. Los indignados manifestantes saquearon e incendiaron algunos edificios públicos, oficinas bancarias, tiendas y hasta la sede de la televisión local.
Marruecos ha reconocido oficialmente nueve víctimas mortales, ocho de las cuales son miembros de sus cuerpos de seguridad y uno es un civil saharaui, según informó la agencia EFE.
Mientras, el independista Frente Polisario aseguró que los saharauis fallecidos en el desmantelamiento del campamento de protesta y los incidentes que se desencadenaron a continuación son once, mientras que cifró en 723 los heridos y en 159 las personas desaparecidas.
Según fuentes saharahuis, el martes la policía efectuó un gran número de detenciones en barrios orientales de la ciudad y está quemando árboles y neumáticos a las orillas de Saguia el Hamra, al norte de El Aaiún, para conseguir que salgan muchos jóvenes que se han escondido allí.
Al mismo tiempo, el prefecto de la Policía de El Aaiún, Mohamed Djisi, declaró que la situación de la ciudad es "estable y normal" y negó que hayan habido enfrentamientos entre grupos de civiles pro marroquíes y pro saharahuis, sino que estos fueron entre delincuentes y policías.
El Sahara Occidental está ocupado casi en su totalidad por Marruecos que reclama su soberanía sobre Sahara, algo que no reconocen ni las Naciones Unidas ni la comunidad internacional.
El desmantelamiento del campamento Gdaim Izik y los disturbios que siguieron tienen lugar durante esfuerzos por Marruecos y el Frente Polisario para desatascar la resolución del conflicto en Nueva York. Rabat propone la autonomía de la región, mientras que el Polisario exige un referéndum sobre la independencia del Sahara Occidental.