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La crisis económica ha creado una nueva generación de indigentes en EE. UU.

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En tiempos de crisis, cada vez más gente en Estados Unidos sufre las consecuencias del fuerte golpe financiero. En la vorágine de la miseria se encuentran personas que hace varios años lo tenían todo. La recesión económica ha cambiado la imagen que se tiene de Estados Unidos. En varias ciudades se

En tiempos de crisis, cada vez más gente en Estados Unidos sufre las consecuencias del fuerte golpe financiero. En la vorágine de la miseria se encuentran personas que hace varios años lo tenían todo. La recesión económica ha cambiado la imagen que se tiene de Estados Unidos. En varias ciudades se pueden ver asentamientos de indigentes y desempleados crónicos; y es que la definición misma del término 'indigencia' ha sufrido transformaciones.

Hoy, no solo elementos marginales de la población, como adictos a las drogas o personas con problemas mentales, viven en la miseria. También lo hacen aquellos que un día lo tuvieron todo. Roberto Hinojosa tenía casa, coche y un ingreso que le permitía vivir normalmente, pero esto terminó hace más de un año. "No hay trabajo, todo se ha puesto difícil y no sé como hacer? Quisiera poder volver a tener la misma vida de antes, pero es imposible lograrlo", lamenta.

A medida que el número de gente en estas condiciones sólo aumenta, las historias se parecen y se repiten una y otra vez, tanto en las ciudades como en las villas miseria de los suburbios.

"Por más de 17 años trabaje como chef. Hoy busco trabajo, no solo de gastronomía, cualquier cosa que aparezca. El problema es que no encuentro una fuente de ingresos. Es muy difícil", dice Tahsin Uyar, ex chef de cocina desempleado.
 
Otros, incluso tenían carreras prometedoras, pero perdieron su fuente de ingresos por enfermedades. Noreen Moss trabajó toda su vida para el diario New York Times, pero la miseria tocó a su puerta cuando dos embolias la dejaron en coma por dos meses. "Después de esto estoy aquí sobreviviendo como mejor se pueda", dice Noreen.

El censo estadounidense reporta que por lo menos 40 millones de ciudadanos viven en la pobreza. Y a medida que pasa el tiempo, este segmento de población queda cada vez más aislado: uno de cada siete estadounidenses podría estar en riesgo de vivir en la indigencia.

Sam Gill, activista por los derechos de los indigentes, ha abierto un albergue para estas personas. "Pienso que esta gente tiene dignidad y merecen una oportunidad en la vida. Nuestra organización busca lograr esto. Hay muchos casos de abuso, drogas, desempleo y todos buscan algo que les ayude a salir de donde se encuentran", cuenta.

Por el momento, la suerte para aquellos que se encuentran desamparados no aparece. Pero ¿quien sabe? Quizás a la vuelta de la esquina todo mejorará y la vida volverá a ser como antes, al fin y al cabo dicen que lo último que se pierde es la esperanza.

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