Este sábado, por primera vez desde agosto de 2008, los líderes de Rusia y los países de la OTAN celebrarán una cumbre en Lisboa. Desde Moscú llegará a la capital portuguesa el presidente del país, Dmitri Medvédev.
Las partes, que fueron opositores en la época de la 'Guerra Fría', volvieron a tener tensiones tras el ataque de Georgia contra la república caucásica de Osetia del Sur. La Alianza Atlántica expresó su apoyo al agresor, y la cooperación entre el Kremlin y la OTAN quedó congelada para más de dos años. Por ahora, ambas tienen puestas sus esperanzas en este encuentro.
“Me parece que la cumbre de Lisboa demostrará al pueblo ruso que para la OTAN Rusia no es un enemigo, sino un socio de importancia estratégica”, declaró el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen. “Nos gustaría poder trabajar juntos basándonos en la confianza, la convicción y la reciprocidad a fin de que nuestro planeta sea más seguro”.
Dmitri Rogozin, embajador de Rusia ante la OTAN, comparte sus esperanzas. “Según mi opinión, el foro en el que participarán 29 jefes de Estado, que tendrá lugar en Lisboa, será una posibilidad única para expresar clara y firmemente las posturas que puedan resultar comunes. Hay que pasar del punto de análisis de las amenazas a la etapa de lucha conjunta contra estas amenazas”, dijo.
Pero no todas las opiniones son tan optimistas. La política llevada a cabo por la Organización desde principios de los 90 ha generado mucha desconfianza entre la población rusa, ya que varias veces ésta faltó a su promesa de no admitir nuevos miembros en la Europa del Este. No son pocos los expertos que ven en esta actitud una amenaza a la seguridad nacional de Rusia.
“Bajo el pretexto de la cooperación con Rusia, la OTAN está reforzando sus posiciones, acercándose hacia las fronteras rusas, ampliándose hacia el este”, opina el presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, Leonid Ivashov. “Todo eso se hace a base de una política anti rusa. Incluso los nuevos miembros de la Organización, mejor dicho, la mayoría de ellos, tienen una actitud de confrontación hacia Rusia”.
Sin embargo, en los últimos meses entre Moscú y Bruselas se nota un deshielo. Una reciente operación antidroga realizada por los rusos y estadounidenses en Afganistán demostró la eficacia de la cooperación conjunta en este ámbito. Resulta que a pesar de todos los problemas del pasado tienen varios objetivos comunes.
“Ciertamente Moscú y la OTAN han tenido muchos éxitos en Afganistán, gracias a que ven el combatir el terrorismo como un objetivo común”, dice el analista sobre asuntos de seguridad nacional, Alex Sánchez. “Ya tanto Rusia, como Estados Unidos, España y el Reino Unido han sufrido los ataques de estos grupos terroristas extremistas. Otra esfera en la que pueden colaborar, sería por ejemplo, en Somalia, lo que es el Golfo de Adén, el Golfo de Omán y el Mar Índico donde en este momento hay un gran nivel de piratería y ataques contra el comercio internacional marítimo".
Se espera que en el marco de la cumbre los líderes de ambos bloques también discutan algunos temas sensibles para sus relaciones como el sistema antimisiles en Europa y los conflictos regionales en el viejo continente. E incluso si no llegan a algún acuerdo concreto, el diálogo de alto nivel ya demuestra su voluntad a cerrarlo en un futuro próximo.