El operativo de Estados Unidos en Afganistán ha superado en su duración la estancia de las tropas soviéticas en el país asiático. La guerra, que empezó hace más de 9 años, aún continúa. Sin embargo, son muchos los que dudan que la alianza consiga éxito.
Actualmente, cerca de 140.000 soldados extranjeros forman parte del contingente militar de la coalición de EE. UU. y sus aliados en el país islámico. Desde el comienzo de la invasión en 2001, las pérdidas entre sus filas ascendieron a más de 2.000 personas. Y según la decisión adoptada en la reciente cumbre de la OTAN en Lisboa, la guerra durará al menos cuatro años más. Una parte del refuerzo para continuar el operativo proviene de las tropas que participaron en la campaña iraquí, calificada como errónea por el mismo presidente Barack Obama.
Es el traslado de tropas y equipamientos estadounidenses más amplio desde la época de la Segunda Guerra Mundial. Pero el ejército norteamericano no regresa a la patria. Los soldados y la maquinaría viajarán de Irak a Afganistán. “Equipajes, vehículos contra minas, coches todo terreno, orugas, etcétera, serán enviados a nuestra misión en Afganistán”, dijo el jefe de batallón Joel Hamilton.
El servicio militar del soldado estadounidense Ariel Tricoche en Irak terminó. Él formaba parte del contingente que se dedicaba a entrenar y equipar a las Fuerzas de Seguridad iraquíes. Ahora irá a Afganistán. Será su segunda vez allí y no tiene grandes esperanzas.
“Diría que seguramente en Afganistán es más difícil. El terreno es más duro, es una región montañosa, allí tendremos que trasladarnos de un sitio a otro con más frecuencia de lo que hacemos aquí”, opinó Ariel. Sin embargo, él menciona que este cambio no es el mayor obstáculo. El problema verdadero es que la guerra continúa: en éste u otro país. “Todo el mundo quiere irse a casa. Eso es seguro. No hay nadie que quiera quedarse aquí”, añadió.
Otra cosa importante es que los estadounidenses dan una señal negativa a los insurgentes afganos, pues les muestran que pueden abandonar un país en el que todavía hay muchas dificultades por resolver. “Los afganos ven a los estadounidenses abandonar Irak y piensan: bueno, en unos años se irán. Hay sólo que seguir como ahora y en unos años obtendremos el control de la situación”, afirmó Yoel Guzansky, investigador sobre Irán e Irak del Instituto de Estudios de Seguridad.
Mientras que el traslado de las tropas busca mejorar la situación en Afganistán, muchos dudan que esto ayude. Por el contrario, podría empeorarlo todo: “cuando los afganos observan a las fuerzas de EE. UU. en su país, provocan un fuerte antagonismo y los hace aliarse al terrorismo y a Al Qaeda. Entonces, más tropas estadounidenses aquí pueden sólo empeorar la situación. No creo que se vayan en los próximos 50 años. Tienen dos bases militares importantes y ahora están construyendo una tercera”, dijo Abdul Wahed Taqat, ex jefe del Servicio Afgano de Inteligencia.
De momento, nadie puede decir exactamente cómo terminará esta movilización. Lo paradójico es que la retirada de las tropas de Afganistán, estipulada para el 2014, empieza con un crecimiento de la presencia militar estadounidense.