La ayuda humanitaria a los inmigrantes se ha convertido en una actividad peligrosa por la presencia de grupos criminales y el reforzamiento del control de la zona fronteriza entre Estados Unidos y México, que obliga a los indocumentados a buscar nuevas rutas en el desierto de Arizona. Así, las organizaciones humanitarias afrontan nuevos retos para encontrar a los indocumentados que necesiten ayuda y provisiones como agua potable.
"Nos hemos percatado de que los indocumentados están cruzando ahora por caminos más peligrosos y apartados al oeste del desierto de Arizona", comenta Sofía Gómez, directora ejecutiva de la organización Fronteras Compasivas, con sede en Tucson.
Según Gómez, esto se debe a la presencia de grupos criminales, vinculados con los cárteles de la droga, y de militares estadounidenses en la frontera.
La situación es calificada por el experto de RT Javier Durán como "una crisis humanitaria y una tragedia humana", ya que cada vez más aumenta el número de indocumentados muertos, sobre todo en el territorio estadounidense, en la región del desierto. Según las estadísticas de la Coalición de Derechos Humanos de Arizona, el pasado 30 de septiembre se registraron en el desierto de Arizona 253 fallecimientos. Las estadísticas finales de la Patrulla Fronteriza todavía no están disponibles.
Según Javier Durán, la única posibilidad de mejorar esta situación es ampliar el diálogo entre los servicios migratorios y los organismos humanitarios. "Debe existir una cooperación más formal entre las organizaciones y las autoridades migratorias, porque a fin de cuentas en estas tensiones, en estos desencuentros entre las organizaciones y la autoridad, el inmigrante es el que sale perjudicado mayormente", dice el experto.
Desde hace diez años la organización Fronteras Compasivas se dedica al abastecimiento de agua en puntos estratégicos de la frontera entre Arizona y México, donde se registra el mayor número de muertes de indocumentados.
La ayuda que Fronterizas Compasivas presta a los indocumentados ha sido la causa de que en los últimos meses esta organización haya sido objeto de una serie de actos de vandalismo e incluso robos.
Desde octubre, más de 500 soldados de la Guardia Nacional controlan los puntos estratégicos de la frontera de Arizona como parte de la Operación 'Cactus Copper'. La presencia de las tropas forma parte del despliegue de 1.200 soldados enviados por el Gobierno federal con el objetivo de luchar contra el narcotráfico y la inmigración ilegal.