La mandataria interina de Kirguistán, Roza Otunbáeva, cambió de planes iniciales y encomendó al partido República la tarea de conformar a su alrededor una coalición de mayoría parlamentaria. A partir de ahora los diputados tienen en su disposición quince días para concordar una alianza de al menos tres partidos y comprobar su efectividad eligiendo a uno de sus representantes para presidir la legislatura y a otro para encabezar el Gobierno nacional.
Antes de que los republicanos consigan hacerlo, el Parlamento no podrá aprobar las leyes, mientras el gabinete presidido por la propia Otunbáeva permanecerá compuesto de ministros en funciones.
Para los diputados, divididos en cinco grupos, ya es el segundo intento de reunirse en un bloque sólido -previsto por la Carta Magna adoptada en pasado julio en un referéndum- a la vez con la votación por la entrega de los poderes presidenciales a Roza Otunbáeva. Anteriormente, la dirigente encomendó a formar la mayoría al Partido Social-Demócrata y se suponía que el siguiente sería el movimiento socialista Atá-Mekén.
Si los republicanos no cumplen con la tarea encomendada, los delegados de la Cámara única tendrán una oportunidad para acordar la coalición independientemente, sin indicaciones de la presidenta. Tan pronto como se frustra otra vez aquella misión, el Parlamento recién electo sería disuelto y el país iría otra vez a las urnas para disputar los 120 mandatos previstos por la Constitución.