No todo en el Vaticano es tan santo como debería ser. El dinero no le deja indiferente a nadie. El Banco del Vaticano está bajo la sospecha de blanqueo de capitales, razón por la que la policía italiana se incautó de 23 millones de euros (30 millones de dólares) en activos del Vaticano en septiembre.
El Vaticano por su parte no pierde el optimismo esperando que el caso sea esclarecido y califica lo ocurrido como un “malentendido”.
Según los documentos judiciales, el Instituto para Obras Religiosas trató de “ocultar la propiedad, el destino y el origen del capital” lo que no cumple con la ley anti lavado italiana. Resulta que la mayor parte de la suma, unos 26 millones de dólares, estaba destinada a JP Morgan en Fráncfort y el resto a Banca del Fucino. En los mismos documentos los fiscales afirman que supuestamente el banco realizaba operaciones prohibidas en beneficio de empresas corruptas y de la Mafia.
Por lo menos dos operaciones no han sido reportadas en los últimos años: en una fue usado un nombre falso y otra implicó la retirada de 860.000 dólares de una cuenta bancaria italiana por el Banco del Vaticano.
Además de eso, las autoridades en Sicilia descubrieron otra operación de lavado de dinero: el padre de un sacerdote de Roma le envió unos 250.000 euros ”obtenidos ilegalmente del gobierno regional de Sicilia para una empresa de cultivo de peces” como una "donación caritativa".
La investigación de corrupción también puede dar un nuevo impulso al caso iniciado por los supervivientes del Holocausto que alegan que una parte del dinero nazi fue guardada en el Banco del Vaticano.
Los incidentes no dejarán limpia la reputación del banco y le costarán al Vaticano millones de dólares en los procesos judiciales con las autoridades italianas.
Los titulares de cuentas del banco, que son unas 45.000 personas, incluyen a diferentes funcionarios del Vaticano, el clero y congregaciones religiosas.
El Banco fue fundado en 1942 por el Papa Pío XII para administrar los activos destinados a obras religiosas o de beneficencia.