El 'ofendido' líder kosovar indicó quién era víctima

El primer ministro de Kosovo, Hashim Thaçi, se citó ante las cámaras de los medios de comunicación locales para ridiculizar y minimizar el efecto del informe publicado el martes por el Consejo de Europa, sobre una nueva interpretación de quién fue agresor y quién fue víctima en el conflicto de l

El primer ministro de Kosovo, Hashim Thaçi, se citó ante las cámaras de los medios de comunicación locales para ridiculizar y minimizar el efecto del informe publicado el martes por el Consejo de Europa,  sobre una nueva interpretación de quién fue agresor y quién fue víctima en el conflicto de los kosovares con las Tropas de Serbia en los años 1990.

Rechazó el documento, al tiempo que ni aludió a las pruebas —si existe alguna— de que no fuera el cabecilla del crimen organizado que se especializaba en el secuestro de civiles (según se ha revelado recientemente, no solo opositores y serbios étnicos), su acuchillamiento, toma de riñones y otros órganos útiles para la venta en el mercado negro. Solo objetó que toda esta ‘crítica’ era propaganda hostil que tenía como fin “menoscabar la imagen de Kosovo, y también dañarle personalmente, y más expresamente dañar a la gente de Kosovo y al Estado de Kosovo”.

Por lo tanto, el ganador de los recientes comicios generales se manifestó “profundamente ofendido como primer ministro, ciudadano de Kosovo y padre”. “Pero esta intención fallará, —aseguró— justamente como eso sucedió en muchas otras ocasiones”. “El mundo entero sabe, quién era el agresor y quiénes las víctimas en Kosovo”, agregó en continuación alterando imperceptiblemente el sentido del pleito.

Así, Thaçi se reveló protegido por parte de las fuerzas exteriores que toda la década anterior le ayudaron a concentrar en sus manos la autoridad en la región autoproclamada independiente, tras la pérdida de control sobre esta por Serbia. Sin duda, el propio ex jefe del Ejército ‘Libertador’ considera su gesta histórica como demasiado grande para mancharla con el tráfico de órganos o de drogas.

Mientras tanto, el principal acusador de Thaçi, el senador suizo Dick Marty —conocido mundialmente debido a su investigación de las actividades ilegales de la CIA vinculadas con la lucha contra Al Qaeda que abarcaban la instalación de centros ilegales de detención en Polonia y Rumanía— convocó su propia rueda de prensa en París. En ella reveló que la policía de distintos países de Occidente y los oficiales de inteligencia que trabajaban en los Balcanes sabían del comercio espeluznante. Sin embargo —y siempre por razones políticas— los hechos de tratamiento ‘inhumano’ con personas secuestradas en el período de posguerra en Kosovo han permanecido impunes.

Siendo conscientes de los delitos de Thaçi y sus allegados, los observadores de EE. UU. y Europa no dieron curso a la instrucción penal por el miedo de causar la inestabilidad política en una región detonante, supuso Marty. “Vi en los ojos de distintas personas el horror ante la necesidad de hablar de aquellos casos —confesó—. Pero recientemente descubrimos que los servicios de información de varios países fueron informados sobre esas cosas. Eran conocidas  por la policía. Numerosa gente me dijo a solas que sí, lo sabían, pero por motivos políticos hicieron la opción o tenían el deber de permanecer silenciosos”.

El ministro de Asuntos Exteriores de Serbia, Vuk Jéremic, recalcó de conocer el texto del informe publicado sobre la participación del sumo mando político de Kosovo en una red de narcotráfico y venta de órganos humanos: “Esta información es horrible. Rusia, al igual que Serbia, ya antes intentaba atraer la atención a este problema. El informe muestra, qué es Kosovo y quién gobierna allí”.