La victoria -aun no aprobada por la Comisión Central Electoral de Bielorrusia- del mandatario vigente Alexandr Lukashenko en los comicios presidenciales de este domingo, provocó una serie de violentas acciones de protesta en Minsk, capital del país. Tras una marcha hacia la sede de este órgano, los opositores iniciaron los desmanes siendo disueltos por los cuerpos de orden público.
Debido a las bajas temperaturas en la calle y escasez de tiendas de campaña en los almacenes de Minsk que no permitieron a la oposición bielorrusa instalar una ciudad de lona en una de las plazas mayores capitalinas, aquella se reunió alrededor de la sede del Gobierno, según las fuentes oficiales, para irrumpir y apoderarse de ella. Efectivamente, durante un asalto los manifestantes arrancaron una puerta en la oficina del supremo poder electoral que se sitúa en el mismo edificio gubernamental, luego de que privaron a varios policías de sus escudos y porras.
Anteriormente se informó de una ofensiva policial contra dos de los candidatos opositores, Vladímir Nekliáyev y Andréi Sánnikov. El último quedo ileso en aquel incidente, mientras el primero recibió un trauma cerebral. De acuerdo con la sugerencia gubernamental, al contrario, fue una embestida de los manifestantes contra los representantes de ley.
Cerca de la medianoche el Ministerio del Interior envió al personal antidisturbios hacia el edificio presidencial, congregó allí a varios centenares de policías e inició detenciones masivas. Los manifestantes fueron empujados con varios carros policiales, además fueron transportados y repartidos entre varios centros de prisión preventiva capitalinos. La persecución ulterior de los participantes llevó a que una unidad golpeó a los camarógrafos del canal RT, así como a varios otros periodistas y fotógrafos que, obedeciendo su deber profesional, se encontraban en las calles en esa hora nocturna.
La oposición liberal inició protestas tan pronto como se cerraron los colegios electorales, con solo varias encuestas de salida en las manos. Parcialmente, les provocó a este tipo de actuación violenta un funcionamiento inestable, a partir de las últimas horas de la votación, de los principales instrumentos de comunicación, como el enlace telefónico, los sitios web y los blogs, mediante los que la gente intentaba compartir la última información sobre los comicios. Muchos prescindieron en aquellas intermitencias la infracción intencionada de la libertad de expresión por parte de las autoridades, al tiempo que éstas no explicaban el problema de ninguna manera.
Mientras tanto, la ex primera ministra de Lituania, Kazimira Prunskiene, que se encuentra en Minsk como una observadora europea, caracterizó lo suscitado como 'una especie de democracia': “Siempre existen unas personas radicales que expresan su pérdida de una forma tan agresiva, —admitió—. Eso es desagradable. Pero como se dice, la democracia suele transformarse también en tales formas”.
Prunskiene consideró que sería “necesario identificar a las personas que han provocado los primeros pasos, de los que han sufrido las personas y los bienes”. “Está claro —agregó refiriéndose a los manifestantes— que primero comenzaron los que llegaron. Debían hacerlo con unos métodos más civilizados. Es que en total, las elecciones resultaron no tales, como esperaban”.
“La democracia se manifiesta en que una mayoría gana mediante la votación. Y los observadores aprueban que el sufragio en Bielorrusia fuera civilizado. La gente llegaba, recogía sus boletas y votaba. Todo se presentaba así, como sucede en la mayoría de los países, inclusive en los de la Unión Europea”, recalcó la observadora lituana.