Lukashenko recibe más críticas que felicitaciones por su nuevo mandato

La victoria de Alexandr Lukashenko en las elecciones presidenciales de 2010 en Bielorrusia, que le permitieron entrar en 2011 en su 17º año de mandato presidencial, provocó una reacción muy ambigua por parte de la comunidad internacional.

La victoria de Alexandr Lukashenko en las elecciones presidenciales de 2010 en Bielorrusia, que le permitieron entrar en 2011 en su 17º año de mandato presidencial, provocó una reacción muy ambigua por parte de la comunidad internacional.

Uno de los primeros en presentar sus enhorabuenas al 'nuevo' líder bielorruso fue el actual presidente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Nursultán Nazarbáyev, mandatario de Kazajistán.

Sin embargo, Tony Lloyd, jefe de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, no coincidió con el presidente de la Organización: "estas elecciones fracasaron (…) El escrutinio de los votos careció de transparencia. El pueblo bielorruso merece algo mejor".

El embajador Geert-Hinrich Ahrens, responsable de la observación de la OSCE, por su parte, calificó de "defectuoso" el recuento de votos y la respuesta de las autoridades a las manifestaciones del domingo.

La OSCE admitió la jornada electoral como legal, pero precisó que "el desarrollo de elecciones" no correspondía a sus estándares. Comentó que el proceso se deterioró durante el recuento y que más de la mitad de los votos resultaron escrutados "mal o muy mal".

La ministra de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, condenó las detenciones de hasta 639 participantes de las manifestaciones de protesta de la noche del domingo (entre ellos están siete de los nueve candidatos opositores a la presidencia) y pidió su liberación inmediata.

Refriéndose a los arrestos, el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, declaró: "el Gobierno de Lukashenko claramente adolece de falta de legitimidad democrática y continúa como uno de los últimos estados autoritarios en Europa".

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, en un comunicado oficial precisó que EE. UU. "no puede considerar legítimos los resultados de las elecciones presidenciales anunciadas por la Comisión Electoral Central de Bielorrusia el 20 de diciembre". Solicitó, además, igual que la UE, "la liberación inmediata" de todos los detenidos entre el 19 y el 20 de diciembre.

Dmitri Medvédev, comentando los resultados de los comicios, subrayó que Bielorrusia será el aliado más próximo de Rusia, da igual quien sea el mandatario del país, ya que las elecciones son un asunto interior del propio Estado.

Mientras tanto, el presidente venezolano, Hugo Chávez felicitó "de la manera más efusiva" a su homólogo bielorruso con su triunfo. En un comunicado oficial del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores de Venezuela, dijo que "el Pueblo de la República de Belarús y sus instituciones" se felicitan por "la extraordinaria jornada democrática".

Se acentúa, además, que el triunfo de Alexandr Lukashenko en las urnas "profundizará (…) una alianza estratégica guiada por los principios de igualdad y solidaridad" establecida entre ambos países. La cooperación entre los dos Estados se desarrolla de una manera muy rápida. Entre otros acuerdos, Bielorrusia se comprometió a construir unas 7.000 viviendas en Venezuela, suministrar al país sudamericano leche en polvo, vehículos y maquinaria –todo eso a cambio de 220 millones de barriles de petróleo a lo largo de los próximos tres años.