Para honrar la memoria histórica, en Moscú se inaugura una escultura llamada "Luchábamos juntos contra el nazismo". Su prototipo fue el Monumento de la Gloria, dedicado a los caídos en la Segunda Guerra Mundial y demolido en Georgia hace un año. A la inauguración del nuevo símbolo de la victoria asistieron el primer ministro ruso Vladímir Putin, los destacados activistas de la oposición georgiana Nino Burdzhanadze y Zurab Nogaideli, los veteranos de la Gran Guerra Patria desde Rusia y Georgia y representantes destacados de las ciencias, la cultura y el arte.
La idea de la creación del monumento nació después de la demolición del Monumento de la Gloria el 19 de diciembre de 2009 en la ciudad georgiana de Kutaísi. La obra del arquitecto Merab Berdzenishvili, creada en 1981, representaba un monumento conmemorativo en la escultura de un caballero y el monumento de 40 metros.
Según los poderes de Georgia, lo demolieron para limpiar el lugar para la construcción del nuevo Parlamento. Durante ese acto, “uno de los ejemplos más horribles de la barbaridad”, según Vladímir Putin, murieron una mujer y un niño, y varias personas fueron heridas por los trozos de la estructura. La demolición tuvo gran resonancia en las antiguas repúblicas soviéticas. El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en su mensaje caracterizó los actos de los poderes georgianos como un sacrilegio, ofensa y acto de vandalismo estatal. Vladímir Putin afirmó que, al hacer esto, los poderes georgianos "insultaron lo que se quedaron para siempre en las fosas comunes entre los pasos del Cáucaso hasta el río Elba".
Hace un año, el primer ministro ruso propuso reinstalar el monumento en Moscú para que no se borre de la memoria de las naciones de la antigua URSS “el pasado heroico mutuo”. Entre los 25 proyectos del monumento se eligieron seis.
El vencedor en el proyecto conjunto fue el grupo de escultores del monumento "Reichstag". La composición representa la apoteosis de la Victoria, el momento de la colocación de la bandera soviética en el edificio del Reichstag alemán. Al lado de la bandera están los sargentos Egórov y Kantaria. Más abajo están soldados soviéticos que tiran las banderas nazis al lado de Kremlin en Moscú. En el fondo trasero está una pared que se parece al monumento destruido en la ciudad de Kutaísi. Además, 15 cubos de granito fundan el monumento, reflejando las esculturas dedicadas a la Gran Guerra Patria en las antiguas repúblicas soviéticas.
Uno de los autores del proyecto, Salavat Scherbakóv, destacó que el granito oscuro del pedestal del monumento simboliza la lucha contra los nazis, el granito claro de 15 cubos simboliza la amistad de las naciones, y el granito rojo de los caminos que llevan al monumento simboliza el drama de la guerra. La construcción del monumento fue realizado gracias a las donaciones de más de seis mil ciudadanos y 317 organizaciones.
Durante los años de la Gran Guerra Patria, de Georgia reclutaron más de 700.000 personas, casi la mitad falleció. Más de 240.000 habitantes de Georgia fueron galardonados con condecoraciones de guerra y 137 son Héroes de la URSS (el título honorario más alto y grado de distinción supremo en la URSS).
La historia de uno de aquellos georgianos basa la obra maestra del cineasta Rezó Chjeidze. El padre del soldado es la historia conmovedora y llena de ternura paterna, hacia su familia y tierra, de un viejo georgiano que fue a ver a su hijo soldado en el hospital y se encontró en el frente de la Gran Guerra Patria. Junto con el viejo padre el espectador pasa a través de toda la guerra y entra en el edificio del Reichstag en Berlín en el momento de su captura. Allí se celebra la reunión familiar que tiene que hacer un sacrificio doloroso en honor de la victoria.
Les presentamos el emocionante momento cuando, de visita durante la nochevieja, un conjunto de músicos en el frente se dirige junto con una cocinera a la subdivisión donde se encuentra el viejo padre georgiano. Los soldados de la subdivisión pasaron tres días de dura batalla y en el momento de la llegada de los músicos están durmiendo profundamente. El comandante no les quiere despertar (y no cree que sea posible), pero de todas maneras ordena a los músicos tocar porque “la música buena se oye hasta en sueños”. Cuando los músicos preguntan qué interpretar en concreto, el comandante, al ver al viejo padre, les pide tocar “algo georgiano”. Los músicos tocan el baile nacional “lezginka”. En el video a continuación se puede ver la escena desde el tiempo 1:40.