Los indonesios conmemoran hoy el sexto aniversario del tsunami de 2004 que mató a unas 230.000 personas en una docena de países.
En esa oportunidad Indonesia sufrió las pérdidas humanas más graves, 164.000 personas, una quinta parte de las cuales desapareció y sus parientes nunca más volvió a ver. Sin embargo, aún hay madres y padres aferrados a la esperanza de volver a ver algún día a su hijo o hija.
Este día miles de habitantes del sudeste asiático participan en ceremonias recordatorias, visitan cementerios y encienden velas en las playas en memoria de las víctimas. Entre otros actos, estudiantes acehneses, japoneses e indonesios han plantado flores de papel, a imitación de las que florecen en los cerezos durante la primavera, con mensajes escritos para las víctimas del tsunami.
El terremoto de magnitud nueve en la escala de Richter ocurrió el pasado 26 diciembre de 2004. Su epicentro estuvo frente a la isla de Sumatra (Indonesia), y generó olas que recorrieron el océano a gran velocidad y dejaron víctimas en una docena de países. Muros de agua de dos pisos de altura cubrieron poblaciones enteras en Indonesia y Sri Lanka, barrieron hoteles de lujo y comunidades pesqueras en Tailandia y destruyeron miles de casas en la India y las Maldivas. Unas 700 familias aún continúan sin tener una casa.
La región indonesia más castigada y en donde poblaciones costeras desaparecieron barridas por las olas fue la provincia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra. Allí, pocos de los cuatro millones de habitantes no perdieron ese día a un familiar o a un amigo.
"Los logros alcanzados en Aceh desde el tsunami superan cualquier cosa imaginable hace seis años", cita la agencia EFE al director para Indonesia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Stepehn Rodrigues. Añadió que la provincia todavía tiene retos que superar, mejorando la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y creando puestos de trabajo productivos.
En el 2009, Indonesia abrió en la provincia de Aceh un museo sobre el tsunami para rendir tributo a las víctimas de la tragedia. El edificio tiene forma de barco, con una superficie cubierta bajo relieves arquitectónicos de estilo islámico y con formas geométricas. Sus altas e imponentes paredes simulan los ruidos provocados por el sismo. Están adornadas por imágenes de personas que realizan el Saman, el baile simbólico dedicado a la fuerza, la disciplina y las creencias religiosas de las personas de Aceh.
En la región se pusieron en marcha sistemas de alerta anti-tsunami para evitar que se repita la catástrofe, sistemas que todavía tienen “fallos significativos”, según Nooeln Heyzer, subsecretaria general de las Naciones Unidas. Los esfuerzos de las autoridades se concentran en informar a las comunidades costeras del peligro que corren y de la forma de contrarrestarlo.
Unos 6.700 millones de dólares han sido utilizados en diferentes proyectos de reconstrucción en Aceh y la isla vecina de Nias.