En 2010 se registró la entrada en Grecia de más de 120.000 indocumentados. Gracias al despliegue de unos 200 efectivos en la zona limítrofe con Turquía, hace dos meses, el país consiguió reducir la oleada de indocumentados. Pero al parecer no ha sido suficiente. El Gobierno griego cree que un muro de 12,5 kilómetros, que contará con cámaras térmicas y sensores de movimiento, podría ser la solución.
Elevar muros en las fronteras entre los estados es una práctica cada vez más frecuente. Hace poco, por ejemplo, Egipto empezó a construir una barrera a lo largo de su frontera con Gaza con el fin de parar el suministro de armas de contrabando y otras mercancías ilegales a "manos de los terroristas", según manifestó el Gobierno egipcio. Ahora, siguiendo el ejemplo de los árabes, Grecia tiene intención de realizar los mismos planes tras separarse de su 'vecino turco' y parar así el flujo de emigrantes ilegales al territorio de su país, y como consecuencia, a la Unión Europea.
Sin embargio la misma Unión Europea condenó la construcción del muro tras afirmar que parará el flujo migratorio solo un corto plazo. La crítica de la Unión Europea fue calificada por el Gobierno griego como una hipocresía, recordando que previamente la misma Unión Europea había criticado al país por su supuesta falta de ganas de defender la frontera según el Acuerdo de Schengen, mientras que ahora Grecia es acusada por las acciones contrarias: la intención de reforzar el control de la frontera estatal.
La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch también criticó las intenciones del Gobierno griego, afirmando sus representantes que el muro no resolverá los problemas de los emigrantes ilegales y Grecia seguirá siendo un refugio para los indocumentados.
El muro entre México y EE. UU.: ¿Un mal ejemplo para Grecia?
La oposición griega -el partido comunista- apunta que los planes del Gobierno no frenarán la inmigración masiva, "como tampoco lo hizo el muro entre Estados Unidos y México", que provocó unas duras protestas en México y causó polémicas en la sociedad estadounidense desde al principio, cuando fue aprobado el proyecto en el 2006.
Según los medios estadounidenses, Washington gastó unos 3.000 millones de dólares en la construcción del muro y, según la oficina de la Auditoría del Gobierno de Estados Unidos, es probable que durante los próximos 20 años el Gobierno gaste unos 6.500 millones de dólares para darle mantenimiento. La reforzada seguridad de la frontera y la construcción del muro hacen que los inmigrantes elijan rutas más peligrosas y remotas. Alrededor de 500 emigrantes mueren anualmente al intentar atravesar la frontera. Según los expertos estadounidenses y mexicanos, esta cifra es mayor que la registrada hace una década.
Sin embargo, no parece que la instalación del muro haya dado resultados: según el Pew Hispanic Center a pesar de esta medida, unos 300.000 inmigrantes ilegales entraron en Estados Unidos anualmente entre el 2007 y el 2009.
Respecto a los narcotraficantes, para ellos el muro estadounidense no es un obstáculo. Según los servicios especiales americanos, anualmente tras el muro americano se transportan drogas con un costo total de miles de millones de dólares.