Argentina, la más obsesionada del mundo por el psicoanálisis

Mariana Compiano estaba haciendo una carrera con calificaciones brillantes en la Facultad de Ciencias Económicas, una profesión en la que parecía tener asegurado un buen futuro. Y de pronto, decidió cambiar de rumbo. Todo le parecía muy frío, sentía que necesitaba contacto con la gente y empezó a buscar algo más social. Cuenta que lo que más le gustó fue Psicología.

"Me imagino en un consultorio con mi paciente. Claramente con lo que más fantaseo es recibir a alguna persona con alguna patología puntual y ver cómo la persona va mejorando o cambiando", dice.

Los sueños de Mariana coinciden con los de miles de jóvenes en la Argentina, el país con mayor proporción de psicólogos con un profesional por cada 645 habitantes, según datos de la Organización Mundial de la Salud. En el segundo país de la lista, Dinamarca, la proporción se reduce casi a la mitad y en Estados Unidos, por ejemplo, hay casi cuatro veces menos, uno cada 2.200 habitantes.

En relación con esta estadística, en la Argentina, además, hay un alto número de consultas terapéuticas y un gran consumo de medicación psiquiátrica. El presidente de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, Carlos Saavedra, dice que hay mucha consulta en distintos niveles de edad: de niño, adolescente y hasta gente de la tercera edad. "La Argentina tiene también un altísimo consumo de psicofármacos. Hay muy pocos mayores que no consuman pastillas inductoras del sueño o ansiolíticos. En realidad, creo que después de Estados Unidos estamos en el nivel de consumo más alto... Con lo cual, digamos, algo pasa en la cabeza de los argentinos", sostiene.

¿Qué pasa en la cabeza de los argentinos? Es una cuestión que tratan de dilucidar psicólogos e investigadores sociales, especialmente la fuerte influencia del padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud, en toda la cultura argentina. De hecho, uno de los barrios de Buenos Aires es conocido popularmente como 'Villa Freud' por la cantidad de consultorios que hay en la zona.

A la hora de buscar los motivos por los cuales el psicoanálisis ha tenido tanto arraigo entre los argentinos, los expertos coinciden en señalar la particular composición demográfica del país, con escasa población autóctona y enormes cantidades de inmigrantes y descendientes de inmigrantes llegados en la segunda mitad del siglo XX. En la búsqueda de su origen étnico, se dice con ironía que "los argentinos descienden de los barcos".

"Nosotros provenimos de generaciones de inmigrantes, de distintas corrientes migratorias. Con lo cual a veces es bastante difícil definir quiénes somos o cómo somos. De hecho, a cada extranjero de un país central que nos visita tendemos a preguntarle cómo nos ven a los argentinos en España, en Francia, en Italia o en Estados Unidos. O sea, que necesitamos que de alguna manera nos digan cómo somos", explica Carlos Saavedra.

En efecto, uno de cada tres argentinos reconoce haber acudido al psicólogo al menos una vez en su vida. En cuanto a los motivos de la consulta, según los especialistas, el tema más recurrente es la cuestión de las relaciones interpersonales, especialmente el vínculo de pareja.

Algunos especialistas dicen que los argentinos recurren también a los psicólogos en búsqueda de un refugio seguro frente a las frecuentes crisis económicas y políticas que sacuden el país. Lo cierto es que esta ciencia ha echado raíces profundas en estas tierras y Sigmund Freud tiene casi carta de ciudadanía entre los argentinos.