"La reina de las anfetaminas" extraditada de Colombia a Estados Unidos
Colombia a autoridades estadounidenses hoy entregó a Elena Beatriz Henao (conocida como “la reina de las anfetaminas”), y a otros dos hombres pedidos en extradición por ese país, informa la Policía Nacional. Los tres deberán comparecer ante una corte de Nueva York por los delitos de lavado de dinero y narcotráfico.
Beatriz está en la lista de las diez mujeres más buscadas por Interpol. A ella le acusan de tráfico internacional de drogas y de enviar grandes cargamentos de anfetaminas a Estados Unidos, España y Holanda. Fue detenida en septiembre de 2009 en la ciudad colombiana de Pereira.
La Policía afirma que su dominio del inglés, alemán y holandés, además de español, le facilitaba la venta de drogas en el exterior. Sus dos hijos ya están en cárceles de Europa, uno por tráfico de anfetaminas y el otro por el delito de homicidio.
En 2009 en todo el mundo fueron confiscados 24,3 toneladas de anfetaminas, la mitad de los cuales fue incautada en Arabia Saudita.
Las anfetaminas que son conocidas también como “anfetas” son drogas sintéticas que estimulan el sistema nervioso central, al igual que la cocaína, el mate o el café. Se utilizaron mucho durante la Segunda Guerra Mundial para lograr un mayor rendimiento de las tropas en combate. En la década del 50 y del 60 fueron frecuentemente prescritas por médicos para tratar depresiones y para suprimir el apetito, es decir, como pastillas para adelgazar.
El consumo de drogas sintéticas, principalmente metanfetaminas (una variante de la anfetamina), se ha incrementado en un 70% en los últimos 5 años en todo el mundo, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito. Según el informe, las drogas sintéticas son el enemigo público número uno de la juventud.
Este potente psicoestimulante puede causar varios graves problemas de salud inmediatos y de largo plazo tales como arritmia cardiaca, dificultad respiratoria e hipertermia, así como una larga lista de dolencias asociadas con el uso crónico, tales como insuficiencia hepática, daño renal, psicosis, la inflamación del revestimiento del corazón y daño en los vasos sanguíneos pequeños del cerebro.