Inspirados por la reciente experiencia de Túnez, miles de súbditos del Reino Hachemita de Jordania se reunieron en las plazas y calles capitalinas para protestar contra la subida de los precios y exigir la renuncia del Gobierno de Samir Zaid al-Rifai.
La oposición denominó la manifestación en Ammán una 'jornada de ira' y se comprometió a convertirla en punto de partida en su lucha por los derechos de los trabajadores, los crecientes precios y el desempleo. Para este domingo los partidos izquierdistas y los sindicatos controlados mayoritariamente por grupos radicales islamistas, que habían boicoteado el año pasado las elecciones generales planearon llevar a cabo otra manifestación, más masiva, delante del edificio de la Asamblea nacional.
Según los datos de la agencia EFE, varias acciones similares tuvieron lugar en otras ciudades importantes de Jordania, como Irbid, al norte, y Karak, al sur. Alegando a varios testigos entre los manifestantes, esta fuente informativa asevera que en su mayoría ellos pertenecían a sectores obreros y desfavorecidos.
Esta semana las autoridades que temían la repetición de motines semejantes a los de Túnez emprendieron varios pasos tardíos y alcanzaron que los vendedores bajaran los precios de los principales productos alimenticios como el pan. Urgentemente fueron asignados los 169 millones de dólares para crear nuevos puestos de trabajo. La medida fue un intento de aliviar la mala situación económica que viven muchos jordanos, en gran parte como consecuencia de la crisis financiera global y de los elevados precios del petróleo.
Aquellos intentos de al-Rifai de apaciguar el descontento público no impidieron a que los sindicatos y otros grupos opositores convocaran las manifestaciones antes planeadas. Tampoco cancelaron su participación en la ola de protestas que se esperaba para los días siguientes.