La crítica de EE. UU. sobre el papel de Venezuela en el proceso antidrogas genera polémica. Algunos expertos explican que las declaraciones de Washington son para desprestigiar a varios gobiernos latinoamericanos, que no están de acuerdo con la política de la Casa Blanca.
En su visita a Bogotá, el director de la oficina antidrogas de EE. UU. afirmó que el gobierno del presidente Hugo Chávez obstaculiza la lucha contra el narcotráfico. El funcionario agregó que la cooperación de Venezuela en este ámbito es insuficiente.
Por su parte, el periodista colombiano Ramón Jimeno considera que estas declaraciones en realidad persiguen fines políticos. “Es cierto que EE. UU. canceló las actividades de la DEA en Venezuela, pero no es cierto que lo haga porque quiera flexibilizar el control allí, para que el narcotráfico pueda fluir a través de su país”, nota el periodista.
Él opina que, en el caso del gobierno venezolano, la DEA y otras agencias antidroga no luchan contra el narcotráfico, sino que están trabajando para debilitar el gobierno del presidente Chávez, tanto como el de Morales y el de Ortega, por su política antinorteamericana y de izquierda.
“Chávez piensa que la DEA se presta para hacer trabajos de inteligencia”, asegura Jimeno. “EE. UU. siempre ha utilizado técnicas de desprestigio de los líderes de la política de América Latina que se oponen a Washington. Empiezan a decir que son corruptos, drogadictos, que son amigos del narcotráfico, que violan los derechos humanos. Buscan que caigan y que vengan gobiernos amigos de EE. UU.”, continúa.
Durante tantos años de guerra antidroga, se ha creado en EE. UU. una burocracia en la que pueden ser involucrados de 60.000 a 80.000 funcionarios públicos, que viven del presupuesto de la guerra, según Jimeno. “Todas las agencias que combaten el narcotráfico existen por necesidad de mantener esa guerra”, concluye.