Holanda congeló sus relaciones oficiales con Irán tras la ejecución de la mujer con doble ciudadanía iraní y holandesa Sahra Bahrami, de 46 años, que fue ahorcada en Teherán por tráfico de drogas.
Según informaron los medios locales, la policía encontró 450 gramos de cocaína durante un registro de la casa de Bahrami. La oposición iraní y los familiares de la mujer afirman que la acusación fue prefabricada por las autoridades. Bahrami fue detenida en diciembre de 2009 tras participar en manifestaciones de protesta contra el presidente Mahmud Ahmadineyad y fue condenada a muerte el 2 de enero pasado.
Las autoridades holandeses intentaron interferir en la situación, pero el gobierno iraní se negó a reconocer la doble nacionalidad de la mujer. Según la legislación de Irán, cualquier ciudadano del país que a la vez tiene la ciudadanía de otro estado, es reconocido sólo como ciudadano de la República Islámica. Por eso Irán le negó a Bahrami el apoyo consular.
El ministro de Exteriores holandés, Uri Rosenthal, calificó la ejecución de “un acto de vileza perpetrado por un régimen bárbaro” y dijo que se sentía engañado por los iraníes. El canciller pidió explicaciones sobre el caso al embajador iraní en Holanda. La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional se declaró “profundamente consternada”.