Las autoridades egipcias ampliaron en una hora el toque de queda impuesto en las principales ciudades del país. Sin embargo, ni una de las medidas aplicadas contribuyó a detener las manifestaciones multitudinarias contra el presidente Hosni Mubárak, que se desarrllan en el país desde hace casi una semana y ya han dejado unas 150 víctimas mortales y más de 4.000 heridos.
Los desórdenes, el vandalismo y el pillaje se han extendido por varias ciudades del país, así como por algunos centros turísticos populares. Continúan los choques entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, los presos huyen de las cárceles, mientras que los turistas y diplomáticos ya han comenzado a abandonar el país.
El domingo el Ejército nacional abrió fuego contra los saqueadores que trataban de robar varias tiendas cerca de la plaza central de El Cairo donde, continuaban las protestas. Al mismo tiempo, se pidió a los participantes de éstas que abandonaran el lugar para no poner sus vidas en riesgo.
Además, por la noche los manifestantes incendiaron la oficina de la Administración Fiscal de Egipto, mientras que los saqueadores irrumpieron en el Museo Nacional y destruyeron una parte de las antigüedades, aunque afortunadamente se logró evitar el saqueo completo.
Según se ha podido saber, también durante la pasada noche al menos 5.000 reclusos huyeron de una prisión al norte de la capital egipcia. La carretera entre El Cairo y Alejandría ya está bloqueada con el fin de restablecer la seguridad.
Las misiones diplomáticas de muchos países, entre ellos España, Alemania e Israel, ya han comenzado a evacuar a su personal de Egipto al igual que intentan hacer otros estados con ciudadanos y turistas.
Mientras tanto, la oposición unida presentó al ex jefe de la Organización Internacional de la Energía Atómica, Mohamed El Baradei, como su líder para realizar negociaciones. El premio Nobel de la Paz exigió la dimisión del presidente como el primer paso para la formación de un gobierno provisional. Por su parte, Hosni Mubarak ordenó restablecer la paz y estabilidad en el país, donde empieza a proliferar el vandalismo y el robo.
Se espera que desde el lunes la policía vuelva a patrullar las calles, actualmente vigiladas por militares.