Egipto ha entrado en su séptimo día de protestas. Sigue sin funcionar la bolsa y los bancos, las tiendas y negocios en las ciudades afectadas por los disturbios permanecen cerrados.
La Plaza Tahrir de El Cairo aloja hoy a miles de personas, muchas de ellas permanecen allí desde la pasada noche, a pesar del toque de queda introducido por las autoridades. El área está bloqueada por tanques y es patrullada por helicópteros.
El movimiento de oposición 6 de Abril declara que mañana realizará una marcha de protesta por el centro de El Cairo con la participación de más de un millón de personas. La oposición acentúa que mañana comenzará también una huelga general.
Los policías empezaron a volver hoy a las calles de las ciudades egipcias, de donde se habían retirado tras un violento enfrentamiento con los manifestantes el viernes. La cadena nacional de televisión Nile TV informa de que buscarán remediar los saqueos y el vandalismo junto con las tropas.
Hosni Mubarak, que lleva al mando supremo del país durante más de 30 años, por su parte no se muestra dispuesto a abandonar su cargo. Sin embargo, admitió que "el estado actual requiere que reorganicemos las prioridades del país de tal manera que reconozcan las demandas legítimas del pueblo". Instruyó a los miembros de su nuevo gabinete formado tras estallar las revueltas para que desarrollen un diálogo con todos los partidos políticos.
Llamó a los nuevos líderes del Gobierno a frenar todo tipo de violencia, "da igual quien la cometa". Exhortó, además, a combatir contra "cualquier forma de corrupción" y acentuó la necesidad de seguir con "nuevos pasos, serios y eficaces, hacia más reformas políticas, constitucionales y legislativas".
Varios líderes mundiales se dirigieron al mandatario egipcio, pidiéndole que se introduzcan de la manera más rápida posible las reformas prometidas. En su comunicado conjunto David Cameron, primer ministro del Reino Unido; Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, y Angela Merkel, la canciller de Alemania, llamaron a Hosni Mubarak a evitar "a todo costo el uso de violencia contra los civiles desarmados y manifestantes". El presidente de EE. UU., Barack Obama, también instó a no agudizar la crisis y respetar los derechos de los ciudadanos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, por su parte, pidió a las autoridades de Egipto que "respeten las libertades fundamentales y los derechos humanos". Ayer en la XVI Cumbre de la Unión Africana, el secretario acentuó que la ola de violencia que está afectando a varios países del mundo árabe es el resultado "de la falta de voluntad" por parte de sus líderes de tomar en cuenta los intereses de sus pueblos.
Israel se ha dirigido a EE. UU., China, Rusia y a varios países europeos pidiendo que contribuyan a mantener la estabilidad en la región y suavicen sus críticas hacia Mubarak. El presidente de Israel, Shimón Peres, fue uno de los pocos que expresaron su apoyo a Mubarak. El mandatario precisó: "Siempre hemos tenido y tenemos gran respeto por el presidente Mubarak. No decimos que todo lo que haga sea correcto, pero hizo una cosa por la que le estamos agradecido: mantener la paz en Oriente Medio". El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, comentó que es necesario garantizar el mantenimiento de la paz con Egipto: "Nuestros esfuerzos se centran en mantener la estabilidad en nuestra región", y añadió que la paz entre Israel y Egipto "ha continuado durante más de tres décadas y es nuestro objetivo garantizar que estas relaciones continúen con cualquier acontecimiento que tenga lugar".
En respuesta a los disturbios en Egipto, EE. UU., Canadá, Grecia, Turquía, China, la India, Irak y Arabia Saudita declararon la evacuación de sus ciudadanos del país. Las empresas rusas iniciaron la salida de sus empleados en Egipto, mientras que las embajadas y consulados de Rusia señalan que lo tienen todo preparado para empezar a mandar a casa a los turistas rusos.