Irán, que ha provocado una tensión diplomática tras la ejecución el sábado de la mujer irano-holandesa Sahra Bahrami, podría ejecutar a un número récord de personas este año. Según los cálculos de la organización Human Rights Watch (HRW), si se mantiene el ritmo de ejecuciones serían más de 1.000 personas hasta finales de 2011.
La ejecución de Sahra Bahrami ha sido el último ejemplo hasta la fecha de la falta de transparencia en Irán respecto a la pena capital, dice la organización.
Muchas organizaciones no gubernamentales afirman que Irán tiene la tasa de ejecución más alta del mundo. Por ejemplo, en 2009, último año en que las estadísticas están completas, en Irán fueron ejecutadas al menos 388 personas, lo que sitúa a este país en el segundo lugar detrás de China, según Amnistía Internacional (AI).
Entre los motivos de las condenas los principales son violación, asesinato y tráfico de drogas. Esta acusación particular es la más común y la más utilizada para encubrir la ejecución de opositores políticos o periodistas que se oponen al régimen.
Sahra Bahrami nació en Irán pero posteriormente adoptó la nacionalidad holandesa. En 2009 la policía encontró 450 gramos de cocaína durante un registro de su casa. La oposición iraní y los familiares de la mujer afirman que la acusación fue prefabricada por las autoridades. Bahrami fue detenida en diciembre de 2009 tras participar en manifestaciones de protesta contra el presidente Mahmud Ahmadineyad y fue condenada a muerte el 2 de enero pasado.
Tras la ejecución de la mujer, Holanda ha congelado sus relaciones bilaterales con Irán.