El ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Ahmed Aboul Gheit, acusó a Estados Unidos de inmiscuirse en los asuntos internos del país árabe y afirmando que al exigir reformas inmediatas, el Gobierno norteamericano trata de “imponer su voluntad”.
El canciller subrayó que en ocasiones le producía "rabia" la reacción de EE. UU. a los primeros días de las manifestaciones en El Cairo. “Creo que la administración de Obama entiende bien la dificultad de la situación actual así como el peligro y riesgo de una deriva al caos total”, afirmó Aboul Gheit.
El jefe de la diplomacia egipcia se mostró sorprendido por la solicitud del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, de levar inmediatamente el estado de emergencia. Según su criterio, esto no es posible, pues los disturbios en el país han provocado la huida masiva de unos 17.000 reos de las prisiones egipcias. En su entrevista al canal norteamericano PBS, el ministro dijo que la conversación telefónica de Joe Biden con su homólogo egipcio, Omar Suleiman, no ayudó al proceso de estabilización de la crisis política en Egipto.
Ahmed Aboul Gheit afirmó que las protestas cogieron a todos por sorpresa. Actualmente el vicepresidente egipcio mantiene el diálogo con la oposición para encontrar una salida a la crisis.
En su comentario a la opinión del canciller egipcio, el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley, declaró que la administración de Obama no considera su diálogo con Egipto como una intervención en sus asuntos internos.
Mientras tanto la situación en el país árabe más poblado (80 millones de habitantes) se agravó en la noche del miércoles. Centenares de personas en El Cairo se congregaron alrededor de edificios gubernamentales. En una ciudad en el sudoeste del país la policía abrió fuego contra una muchedumbre de unos 3.000 manifestantes, lo que causó cinco víctimas mortales.
Las protestas de ayer han sido las más multitudinarias desde el 25 de enero, cuando el pueblo egipcio comenzó a manifestarse pidiendo la dimisión del presidente Hosni Mubarak y reformas en el sistema político y económico.
Para acabar con el descontento de los manifestantes, el líder del país anunció que no iba a participar en los comicios presidenciales en septiembre y prometió hacer algunos cambios drásticos hasta el fin de su mandato.