El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, anunció que no deja su cargo pese a los disturbios que ha vivido el país durante los últimos 17 días, pero cede poderes al vicepresidente Omar Suleimán.
Mubarak expresó su dolor y preocupación por lo que sucede en el país, pero planea liderar el Gobierno hasta los siguientes comicios presidenciales, previstos para septiembre de este año. “Continuaré en las labores de mi responsabilidad, protegiendo la Constitución y guardando los intereses de los egipcios. Es el juramento que tomé ante Dios y la nación, y seguiré respetando este juramento”. Aseveró durante su intervención en directo en su mensaje institucional.
El mandatario aseguró también que está listo para escuchar a los manifestantes: "Como presidente de la nación, para mí no existe ninguna incomodidad en oír a la juventud de mi pueblo. La sangre de vuestros mártires no se va a perder”.
“No presentaré mi candidatura para las nuevas elecciones presidenciales”, reiteró. “Pero día tras día estaré asegurando una transición pacífica del poder para el mes de septiembre. Guardaremos la Constitución hasta que el poder sea cedido al presidente elegido legalmente”.
El mandatario también anunció que propondría cambiar seis artículos de la Constitución de Egipto. Estos deberían afectar a las reglas relacionadas con las elecciones presidenciales y parlamentarias. Entre ellas la limitación de las veces que puede ser reelegido el presidente y la reforma del sistema de presentación de candidaturas, que permitiría a los candidatos evitar la necesidad actual de recoger las firmas, a modo de avales, de una gran cantidad de los diputados del Parlamento para asegurar la participación.
En lo que toca al mismo órgano se pretendería un proceso de votación para sus miembros más abierto para la observación, control y posible apelación a los resultados de los comicios. Uno más de los posibles cambios sería el relacionado al artículo de resistencia contra la amenaza terrorista, que ahora permite al presidente transferir cualquier caso relacionado sobre esta índole a cualquier Tribunal, incluso militar. Los manifestantes creen, que el Gobierno en muchos casos abusó de esta posibilidad.
Los centenares de miles de personas que ocupan la plaza Tahrir en el centro de El Cairo reaccionaron con gran indignación a las palabras pronunciadas por Mubarak. Este jueves el alto mando militar emitió un comunicado en el que afirmaba estar listo para tomar las medidas necesarias para proteger a la nación y “apoyar las legítimas reclamaciones del pueblo” en el caso que el presidente renunciara.
Desde el 25 de enero (el denominado como 'Día de la Ira') más de 300 egipcios han muerto en las protestas callejeras en las que demandaban la renuncia del dirigente y el inicio de cambios políticos y económicos. En diferentes ocasiones Mubarak, que estuvo 30 años en el poder, intentó negociar con los grupos opositores para que se diluyeran las protestas, pero el diálogo no pudo solventar la crisis política en el Estado.
Las autoridades trataron también de ahogar las manifestaciones cortando el acceso a Internet y bloqueando la telefonía móvil durante cinco días, una táctica que no tuvo ningún éxito: los disturbios continuaron y la economía del país sufrió un daño, vinculado a estos cortes, estimado en más de 90 millones de dólares. La situación en Egipto también causó el ascenso de los precios del petróleo y de los cereales.
Han sido varias las razones que al mismo tiempo llevaron al inicio de los disturbios, protestas y falta de apoyo y que hubieran sido las artífices de la renuncia de Hosni Mubarak, como presidente de la nación.
Entre las demandas de la población lugar destacado merecen las denuncias sobre la corrupción institucional, la crueldad de la policía, imposibilidad de expresar su opinión de una manera libre y abierta, así como el bajo nivel de vida y el alto desempleo y la rápida inflación sufrida en los precios de los alimentos o de los productos básicos.
Lo que también produjo una gran influencia que impulsó los disturbios fue la revolución en el cercano Túnez, cuyas circunstancias eran bastante parecidas a las vividas en Egipto.
En la mayoría de las movilizaciones las banderas de Túnez encabezaban las protestas como símbolo de la lucha de la ciudadanía.