El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto emitió un comunicado en el que promete poner fin al estado de excepción, vigente en el país desde 1981, en cuanto se normalice la situación en el país.
En el mismo comunicado, transmitido por la televisión nacional, la cúpula militar de Egipto se compromete a garantizar la celebración de “elecciones presidenciales transparentes y libres”, previstas para el mes de septiembre, y “tomar una decisión sobre las impugnaciones electorales”. Los militares prometieron también no perseguir a los opositores y garantizar que no se darán casos de corrupción en el país. Además, las Fuerzas Armadas exhortaron a los manifestantes opositores a que terminen las protestas.
Las declaraciones del mando militar, que en la práctica respaldan la decisión del presidente, Hosni Mubarak, de permanecer en el poder, provocaron la indignación de los cientos de miles de manifestantes, reunidos en la plaza Tahrir en El Cairo y junto al Palacio Presidencial. Los egipcios, que esperaban el respaldo del Ejército, gritaban que los militares han decepcionado todas las esperanzas puestas en ellos.
Los miles de ciudadanos, congregados en la plaza Tahrir, participaron en un tradicional rezo multitudinario antes de comenzar una nueva manifestación masiva denominada ‘Viernes de los Mártires’, una marcha en memoria de los más de 300 muertos durante las protestas que se vienen desarrollando las dos últimas semanas. Según reportan los medios, el rezo se celebró en un ambiente tranquilo y emotivo.
La reciente intervención de Mubarak negándose a abandonar el poder, amenaza con generar nuevas olas de violencia en el país árabe. Tras las declaraciones del dirigente, una indignada multitud de ciudadanos inició una marcha en El Cairo con destino al palacio presidencial, donde siguen llegando nuevos manifestantes. Más de 10.000 se reunieron también frente al edificio de la televisión estatal.
La noche del viernes Hosni Mubarak anunció que no tiene intención de renunciar a su cargo pese a los fuertes disturbios en el país y simplemente accedió a una cesión parcial de poderes al vicepresidente, Omar Suleimán. Mubarak expresó su dolor y preocupación por lo que sucede en el país, pero aseguró que planeaba seguir al frente del Gobierno hasta los siguientes comicios presidenciales.