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Pedro y Febronia, patrones de los enamorados en Rusia

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El 14 de febrero muchas parejas rusas celebran el Día de San Valentín, igual que lo hacen los enamorados en la cultura occidental. También hay festejos públicos, pero esta costumbre está recién llegada a Rusia y se considera novedosa. Históricamente la cultura cristiana ortodoxa en Rusia tiene su

El 14 de febrero muchas parejas rusas celebran el Día de San Valentín, igual que lo hacen los enamorados en la cultura occidental. También hay festejos públicos, pero esta costumbre está recién llegada a Rusia y se considera novedosa. Históricamente la cultura cristiana ortodoxa en Rusia tiene sus particularidades.

El día de San Valentín, según el calendario ortodoxo, es el 19 de julio y no se festeja universalmente porque su nombre no está relacionado con el patrocinio de los amantes. Los patrones del matrimonio en Rusia son los santos Pedro y Febronia (en ruso "Piotr y Fevronia"). El día de su conmemoración es el 8 de julio que en el año 2008 fue proclamado fiesta oficial de la Familia, el Amor y la Fidelidad.

El matrimonio de Pedro y Febronia se considera ejemplar para los crisitanos. La historia de su amor se popularizó a través de un cuento escrito por Yermolai-Yerazm el año de su canonización, 1547.

Pedro era príncipe de la antigua ciudad rusa de Múrom que empezó a gobernar en 1203. Dos años antes Pedro había tenido que luchar y matar a un dragón. Pero la sangre del ser mitológico salpicó el cuerpo del príncipe que se cubrió de llagas. Nadie podía curarlo. En sueños tuvo una revelación: sólo le podía ayudar la campesina Febronia, hija de un recolector de miel. La hermosa muchacha obraba maravillas y le obedecían los animales salvajes.

Febronia pudo curar a Pedro y el joven príncipe prometió casarse con ella, pero en un principio no cumplió su palabra y de nuevo cayó enfermo. Febronia otra vez acudió en su ayuda y entonces contrajeron matrimonio.

Cuando Pedro heredó el principado, los boyardos no quisieron que la campesina Febronia fuera princesa de Múrom. “Deja a tu mujer o vete de Múrom”, dijeron. Entonces la pareja abandonó la ciudad bajando por el río Oká. Empezaron a vivir entre villanos, felices de estar juntos.

Mientras tanto, en Múrom comenzaron las revueltas porque el principado se había quedado sin gobernador. Entonces los boyardos se arrepintieron por haber expulsado a Pedro y le pidieron que volviese a la ciudad. Cuando la pareja empezó a gobernar en Múrom todos cogieron mucho cariño a la sabia y amable Febronia.

En la vejez los cónyuges tomaron los hábitos y se fueron a vivir a distintos conventos. Allí rezaban por que la muerte les llegara el mismo día y así ocurrió en 1228. Aunque en el testamento habían pedido que los enterrasen en el mismo ataúd, la gente consideró que eso contradecía a la tradición cristiana y primero los pusieron en diferentes féretros. Sin embargo, al día siguiente los encontraron juntos. Al final los enterraron juntos y en el lugar de su sepultura común construyeron una iglesia.

No es de extrañar que ahora en el siglo XXI, la fiesta ortodoxa que conmemora esta historia de amor entre Pedro y Febronia, celebrada el 8 de julio y que se extendió hasta más allá de la vida como tal, haya sido reconocida por todas las confesiones tradicionales de Rusia.

Es posible que pronto haya más parejas rusas celebrando el Día de Pedro y Febronia, que el Día de San Valentín.

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