La renuncia de Hosni Mubarak como presidente de Egipto, podría considerarse como una baja por razones médicas, la cual se debió al empeoramiento repentino de la salud del político que tiene 83 años de edad. De todos modos, acorde a la versión inglesa del periódico Al Masry Al Youm, las fuentes bien informadas dentro del país aseguraron que desde el sábado el exmandatario se encontraba en el estado de coma.
Mubarak abandonó la capital egipcia, viajó con sus familiares más íntimos a Sharm el-Sheij e ingresó en un balneario, inmediatamente después de que los militares le persuadieran a cederles el sumo poder en el país. A estos pasos les prevenía, según unos rumores, el doble desmayo del jefe de Estado durante la grabación de su último discurso, televisado el 10 de febrero por la noche, con la que entregaba una 'parte de sus competencias' al vicepresidente, Omar Suleimán.
Las mismas fuentes informaron que Mubarak está recibiendo un tratamiento médico necesario. Actualmente se espera que la esposa o los hijos del político tomen una decisión definitiva sobre transferirle a un hospital, sea dentro o fuera del país, o no hacerlo, tomando en consideración la situación comatosa del anciano.
Este sería el argumento esgrimido por los círculos más cercanos a Hosni Mubarak, obviando las movilizaciones opositoras posteriores a su discurso de 'no renuncia' a su Gobierno el cual duró casi 30 años, que denunciaban las protestas sobre la presunta corrupción de la élite política y el régimen de emergencia que no cancelaba, sino que prorrogaba de año en año a lo largo de todo su período en el poder.