En Rusia algunos altruistas buscan facilitar la vida de los sordomudos, creando diferentes servicios donde los empleados conocen la lengua de señas.
Entre los esfuerzos que hacen las organizaciones caritativas para ayudar a estas personas, se encuentra la creación de un teatro especial. Sus actores no pueden oír, pero para ellos esto no supone un obstáculo para dedicarse a su profesión. Noche tras noche salen al escenario para divertirse, junto a otra gente con problemas auditivos, que puede seguir la obra gracias al lenguaje de los gestos.
Todos los actores tienen el mismo problema cada vez que salen a la calle e intentan comprar algo, o cuando desean realizar una gestión administrativa. Si no escriben en un papel lo que necesitan, nadie les puede entender. Según el presidente de la Federación de Sordos de Rusia, Valeri Rujledev, aunque en el país hay más de 10 millones de personas con problemas auditivos, no existen ni intérpretes ni medios que les puedan facilitar la interacción con el resto del mundo.
Sin embargo, si el Estado no presta a esta gente los servicios que necesitan para gozar de una buena calidad de vida, hay entidades y personas que sí lo hacen, de manera altruísta. Como Andréi, que sufrió un accidente por el que se quedó inválido durante algún tiempo. Cuando se recuperó, decidió dedicarse a ayudar los minusválidos y ahora cada día agradece a Dios tener los recursos suficientes para hacerlo. Hace unos meses abrió una discoteca para gente que no oye bien, y poco después decidió emprender el negocio de una peluquería en la que los estilistas manejan el lenguaje de las señas. Ahora, el simple hecho de ir a la peluquería -que antes era una auténtica pesadilla-, se ha convertido en un placer.
Para este año, Andréi tiene planeado un proyecto más grande: abrir una televisión para personas con problemas auditivos, ya que en la televisión rusa no existen intérpretes de la lengua de signos. Muchos canales tienen subtítulos para los que no pueden oír, pero hay una gran diferencia entre un intérprete y los subtítulos. Los mismos intérpretes lo comparan con la diferencia entre un libro y una obra de teatro.
Estas personas necesitan traductores para poder comunicarse. La posibilidad de formar traductores requiere que el idioma obtenga otro estatus, aunque por ahora, el resto de mundo hace oídos sordos a sus peticiones.