Países mediterráneos 'asustados' ante eventual éxodo de ciudadanos libios
Los representantes de Interior de España, Italia, Francia, Grecia, Chipre y Malta se reúnen hoy, en Roma para abordar el aumento del flujo de inmigrantes desde el norte de África hacia Europa, a raíz de la convulsa situación que atraviesa la zona.
De este modo, los países europeos intentarán buscar una solución, ante un eventual ‘éxodo significativo’ de la población libia, teniendo en cuenta los recientes pronósticos realizados por ACNUR (Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) tras las revueltas populares antigubernamentales en el país magrebí.
"Podemos anticipar que una alta proporción huirá intentando salvar sus vidas, escapando de una persecución directa. Es posible que la gente esté tomando botes para intentar llegar a Europa. La opción más viable para Túnez, Egipto y el Norte de África, es a través del mar", consideró Sybella Wilkes, portavoz de esta agencia.
Al mismo tiempo la alta comisionada de ACNUR, Melissa Fleming, hizo un llamamiento a los países africanos y europeos para que sean ‘flexibles’ y acojan a los emigrantes como un ‘gesto humanitario’, tras recibir algunos ‘informes alarmantes’ sobre gobiernos que rechazan recibir a los refugiados al creer que son mercenarios de Gaddafi.
Según Ramón de Marcos Sanz, sociólogo especializado en migraciones, ‘Europa dispone de recursos para atender a los refugiados, sin embargo, sólo en el caso de que su traslado sea temporal y que regresen a sus países de origen cuando la situación allí se calme’.
La experiencia española
En España, por ejemplo, funcionan centros especiales de internamiento de extranjeros, donde son recluidos los inmigrantes ilegales a la espera de que se tramite su expediente. La estancia máxima en éstos es de 60 días, durante los cuales los indocumentados viven con mucha ansiedad, ya que consideran que las instalaciones que les ofrecen funcionan como ‘auténticas cárceles’ donde se les priva de libertad.
Un informe de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) señala que un 32% de los internos habrían sufrido malos tratos físicos y verbales, y un cuatro por ciento de ellos torturas a manos de funcionarios.
Mientras tanto desde la Policía Nacional, encargada de vigilar los centros, aseguran que aunque en el pasado las condiciones de estas instituciones no eran óptimas, en la actualidad sí que cuentan con todas las garantías necesarias: “Las habitaciones son amplias, estamos hablando de 30 metros cuadrados, y el único impedimento que tienen es salir de noche. Durante esas horas se les encierra, tienen un intercomunicador que en el momento que quieran salir por cualquier cuestión llaman, y automáticamente el mismo funcionario llega y les abre. Durante el día tienen libertad total para moverse por el centro”.
La Cruz Roja, que tiene presencia permanente en estos centros, garantiza que estos inmigrantes reciban la ayuda adecuada.