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Trípoli afronta los reproches, las sanciones y la solidaridad

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Mientras que una resolución condenatoria contra en el gobierno de Libia se ultima en el Consejo de Seguridad, ambos, Unión Europea y Estados Unidos ya han impuesto sanciones contra el régimen de Muammar Gaddafi.
Trípoli afronta los reproches, las sanciones y la solidaridad

Mientras que una resolución condenatoria contra en el gobierno de Libia se ultima en el Consejo de Seguridad, ambos, Unión Europea y Estados Unidos ya han impuesto sanciones contra el régimen de Muammar Gaddafi.

La Casa Blanca dispuso congelar las cuentas y bloquear todos los activos del líder “revolucionario” libio y su familia, que se encuentren en los bancos estadounidenses. Con su ordenanza, el presidente Barack Obama prohibió a los ciudadanos, empresas u organizaciones de EE. UU. mantener cualquier tipo de relaciones de negocio con Gaddafi y sus parientes.

En un comunicado oficial el mandatario advirtió que “el coronel Muammar Gaddafi, su gobierno y los allegados más inmediatos tomaron medidas extremas contra el pueblo de Libia, llegando incluso al uso de armas, mercenarios y violencia contra los civiles que se manifestaban pacíficamente”. “Considero —prosigue— que existe un importante riesgo de que los recursos estatales de Libia caigan ilícitamente en las manos de Gaddafi, miembros de su gobierno, de su familia o de sus allegados más próximos, si estas riquezas  no son protegidas”.

“Las actuaciones de Muammar Gaddafi y de sus partidarios... son una amenaza para la seguridad nacional de EE. UU., dijo Obama. Sin embargo, se comprometió a “coordinar estrechamente sus acciones con la comunidad internacional, nuestros amigos y aliados, tanto como la ONU”. Es emblemática la aparición en este contexto de los “partidarios”, ya que según enseñan las pocas imágenes vídeo que se han difundido de Trípoli, se trata de un importante sector de la población libia.

Teniendo en cuenta la gran fidelidad de muchos vecinos de la Gran Jamahiriya Árabe a su líder desde hace 42 años, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, objetó las múltiples críticas enunciadas contra el gobierno de Trípoli. A su juicio, Gaddafi  se enfrenta a una “arremetida mediática feroz”. “Hablan de bombardeos y no se ven estos bombardeos contra la población” denunció el destacado político latinoamericano en un discurso público, en el que arremetió contra los medios de comunicación internacionales.

Ortega señaló que sí se acordaba de los bombardeos en Iraq, Afganistán y la Franja de Gaza, y acusó de esta “campaña feroz” a los que “se quieren apoderar del petróleo de Libia”. El mandatario nicaragüense opinó que era el pueblo el que estaba resistiendo junto a Gaddafi en medio de una situación que calificó de “dolorosa y difícil”. Expresó también su esperanza de que se logre una salida hacia la paz, pese a que se trata de “una zona que históricamente ha estado controlada por Estados Unidos y Europa”.

Mientras tanto, el hijo del dictador, proclamado antes como su heredero, Saif al Islam, caracterizó la situación en las calles de Trípoli como “tranquila”. Anunció espera lograr en el plazo de  24 horas unos acuerdos pacíficos con la oposición en las ciudades  de Misrata y Az Zawiyah, en el oeste del país, donde se produjo una masiva sublevación y numerosos enfrentamientos.

Yuri Shafránik, un reconocido experto de Rusia, el país que a nivel oficial apoyó la imposición de las sanciones, considera que una intervención militar occidental a Libia es imprescindible en las actuales circunstancias. Shafránik aseguró que el régimen de Muammar Gaddafi recibirá pronto una fuerza armada del extranjero, “siempre que continúe intentando hundir la insurrección en sangre”.

En una entrevista concedida a la agencia ITAR-TASS el experto además señaló: "De no normalizarse, a corto plazo, la situación en Libia, se hará inevitable una intervención militar de la comunidad mundial”. Además, advirtió que “cuando el régimen bombardea a su propio pueblo, el país, la economía nacional, mientras el término de Jamahiriya significa el poder del pueblo, ya no es preciso explicar nada al pueblo”.

Según estimó este experto, “el grado de crueldad de las represalias ha llegado a tal nivel que a la oposición le será suficiente retener el control y asumir la administracción de una de las ciudades del país durante 3 ó 4 semanas para que EE. UU., la OTAN o, probablemente, una amplia coalición internacional decidan intervenir militarmente a fin de evitar un baño de sangre mayor”.

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