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El Pentágono intentó manipular psicológicamente a senadores de EE. UU.

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La revista Rolling Stone reveló que el Departamento de Defensa de EE. UU. intentó emplear tácticas de manipulación psicológica con senadores estadounidenses para conseguir el envío de más fondos y soldados a Afganistán.

La revista Rolling Stone reveló que el Departamento de Defensa de EE. UU. intentó emplear tácticas de manipulación psicológica con senadores estadounidenses para conseguir el envío de más fondos y soldados a Afganistán.

Las órdenes provenían del general William Caldwell, quien es responsable del entrenamiento militar de las tropas afganas. La lista de las personas elegidas como blancos de esas acciones era bastante amplia y entre ellas figuraban los senadores John McCain, Joseph Lieberman, Jack Reed, así como el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Michael Mullen, el embajador checo en Afganistán, el ministro del Interior alemán y algunos influyentes analistas.

El líder de la unidad responsable de las llamadas ‘operaciones informativas’ en Kabul, teniente coronel Michael Holmes, informó que le ordenaron detectar “puntos de presión” para ejercer influencia en los senadores y otros altos cargos de visita en Afganistán. “Mi trabajo es jugar con el cerebro de las personas para convencer al enemigo de actuar tal y como deseamos. No tengo derecho a hacer esto con los nuestros. Si me piden utilizar estas facultades con senadores o congresistas, se atraviesa la línea roja”, declaró Holmes.

Por negarse a cumplir las órdenes de sus superiores, Holmes no sólo recibió una reprensión oficial, sino que también se enfrentó a algunas acusaciones falsas creadas de forma artificial. Por ejemplo, según Rolling Stone, los jefes del teniente coronel intentaron acusarlo, sin ninguna prueba, de comportamiento inadecuado, como consumir alcohol y mantener relaciones sexuales con una subordinada.

El Departamento de Defensa norteamericano indica que las operaciones psicológicas (el uso de propaganda y diferentes tácticas psicológicas para influir en emociones y comportamientos) sólo se pueden utilizar contra “grupos hostiles extranjeros”. El uso de tales tácticas con ciudadanos de su propio país no está permitido según las leyes federales estadounidenses.

Según precisa la revista, este caso demuestra la desesperación del mando de las tropas estadounidenses en Afganistán en sus intentos por convencer a los políticos de que apoyen una guerra tan impopular.

Según señala El Mundo, una posible marcha del general Caldwell complicaría aún más la guerra en Afganistán, partiendo de una situación de por sí suficientemente preocupante: ya faltan unos 750 instructores extranjeros para formar y entrenar a las fuerzas de seguridad afganas y las tácticas expeditivas del general Petraeus cada vez tienen menos adeptos en Afganistán. Además, esta semana un país más, Dinamarca, se ha sumado a la lista de estados que este año planean empezar la retirada de sus tropas de suelo afgano.

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