Al parecer, Estados Unidos se ve ante el dilema de echar el cierre temporal a algunas de sus agencias federales para ajustar el presupuesto nacional o no tomar medidas de ahorro y ver cómo esto lleva al descenso de calificación del estado de su deuda estatal por parte de las agencias internacionales de rankings, debido a los riesgos de impago y de demorarse en los pagos de los intereses a sus acreedores. El motivo de esta situación es la discusión que se lleva a cabo en el Congreso estadounidense acerca del presupuesto estatal.
Los republicanos están presionando al gobierno para que haga importantes recortes en los gastos presupuestarios, sin que se produzca el cierre de las oficinas del ejecutivo, algo que no es nuevo, pues ya se produjo en 1996. Pero este remedio es el único que podría permitirse la Casa Blanca ante la perspectiva de caer en impagos. Los expertos de la agencia Moody's, que otorga las calificaciones, han avisado que de cometer un impago, EE. UU. perdería su rango intachable de AAA.
La deuda soberana del país norteamericano se cifra por el momento en 14 billones de dólares, mientras el tope es de 14,294 billones, cota cercana al 100% del PIB nacional. Los economistas advirtieron que el tope de la deuda podría superarse a comienzos de próximo mes de abril. Pero para eso es imprescindible el asentimiento del poder legislativo, al tiempo que la mayoría republicana está decidida a conseguir avances en el corte de los gastos presupuestarios.
El peligro del cierre de los departamentos y las agencias del ejecutivo, podría producirse a partir del 5 de marzo, según informa la agencia INTERFAX, haciendo referencia a un informe de Moody's, si republicanos y demócratas no llegan a un acuerdo que permita continuar una negociación en la Cámara de Representantes.
Precisamente un experto de Moody's compartió con los lectores de la revista Market Watch su estimación de que la probabilidad de una pronta revisión del ranking que otorga a Washington la posición AAA no sea tan alta, como la de los otros países inestables. Por su parte Standard&Poors avisó que la catalogación de EE. UU. podría descender un escalón, si no alcanza un progreso sustancial en la lucha contra su cada vez más elevado nivel de deuda.
El senador estadounidense por Ohio, republicano Rob Portman, esclareció en un artículo la postura de su partido y que están interesados en el “cierre del Gobierno”, semejante al que sucedido durante el mandato de Bill Clinton, cuando las puertas de los departamentos estatales fueron cerradas durante dos días en noviembre de 1995 y otros 21 en enero de 1996.
“Nuestro objetivo —aseguró Portman— es hacer recortes significativos en el gasto y crear un entorno mejor para la creación de empleo, pero no cerrar el Gobierno”. A su juicio, la Casa Blanca debería de “actuar, y hacerlo ahora” a fin de “poner bajo control la deuda y el déficit”, y considera que precisamente se está moviendo en el sentido opuesto, debido a los altos niveles de gasto que se han tenido en los últimos dos años, duplicando la deuda nacional.
A pesar de todo, el presidente Barack Obama mantiene un cierto optimismo acerca de las perspectivas de arreglar la situación de la deuda. “No será fácil —señaló en su alocución radial del sábado—. Habrá mucho debate y desacuerdos, y ningún partido conseguirá todo lo que quiere. Ambas partes tienen que ceder”.