En Argentina comenzó un nuevo juicio contra el exdictador Jorge Videla. En este proceso se enfrenta a las acusaciones de varios casos de robo de bebés, nacidos en cárceles clandestinas, durante el último régimen militar (1976–1983).
Además de Videla, quien ya ha sido condenado a cadena perpetua por violaciones a los derechos humanos, también están siendo juzgados el exdictador Reynaldo Bignone y otros seis miembros de la cúpula militar argentina.
A todos ellos se les acusa de los delitos de sustracción, retención, ocultación y sustitución de identidad de menores de diez años, por el robo de 33 niños hijos de supuestos disidentes del régimen militar.
El secuestro y desaparición de hijos de opositores fue una práctica que se implementaba al amparo del denominado Proceso de Reorganización Nacional. Algunos bebés fueron apropiados ilegalmente después de nacer en las prisiones clandestinas donde cumplían su condena sus madres.
A lo largo de un año el tribunal escuchará las versiones de 370 testigos y analizará los hechos ocurridos en la casa de maternidad clandestina en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y en los centros de detención conocidos como Pozo Banfield y La Cacha.
Jorge Videla, de 85 años, encabezó el golpe militar que el 24 de marzo de 1976 derrocó al Gobierno de María Estela Martínez de Perón. Su régimen fue una de las dictaduras más sangrientas de América Latina de la que él fue presidente hasta 1981. Los años de gobierno de Videla dejaron un saldo de más de 30.000 vidas humanas y estuvieron marcados por el terrorismo de Estado, los secuestros masivos y las apropiaciones de bebés.
Las principales impulsoras del histórico juicio son las Abuelas de Plaza de Mayo. Esta es una organización de mujeres que buscaron incansablemente a sus nietos secuestrados. Por el momento, lograron recuperar a 102 de los 500 niños que fueron apartados de sus padres.
Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, comenta: “Esos nietos ya tienen 30 o 32 años. Son hombres, mujeres, se han casado. Nos han hecho bisabuelas. Y los estamos buscando todavía. Y es una tarea muy difícil porque no sabemos dónde están. Yo no conozco a mi nieto. No sé a quién se parece, si tiene algún dato particular, qué nombre tendrá... capaz que está cerca. A veces pienso que me cruzo en la calle con él y no lo veo, porque no lo conozco”.
Algunas de las historias son de verdad horribles, como la de Victoria Montenegro. A quien ella llamaba papá, el coronel Hernán Tetzlaff, era en realidad el asesino de sus padres, dos jóvenes guerrilleros muertos durante un operativo militar en 1976, momento cuando Victoria tenía apenas dos semanas de vida.
"Me cuenta que mi mamá era rubia, y mi papá era moreno. Habían entrado una noche, hicieron el operativo [...] En los operativos él siempre era el primero en entrar. Él los mató”, cuenta Victoria.
Para ella, como para muchos otros, los delitos de Videla causaron un dolor que nunca será olvidado. El proceso iniciado no es capaz de quitarlo, pero al menos puede agregar varios rasgos de justicia a la imagen tan oscura.