Japón, entre un desastre natural y un siniestro tecnológico

La situación en la central nuclear Fukushima-1 en Japón sigue crítica. Según informó la agencia nacional Kyodo citando el jefe de gabinete del Gobierno de Japón, Yukio Edano, la temperatura en los reactores quinto y sexto en la averiada central nuclear Fukushima-1 se está elevando “un poco”. Segú

La situación en la central nuclear Fukushima-1 en Japón sigue crítica. Según informó la agencia nacional Kyodo citando el jefe de gabinete del Gobierno de Japón, Yukio Edano, la temperatura en los reactores quinto y sexto en la averiada central nuclear Fukushima-1 se está elevando “un poco”. Según la agencia, esto se debe a los fallos en el funcionamiento del sistema de refrigeración de los reactores. Asimismo, Yukio Edano reconoció que todavía persiste la amenaza de fusión de las barras de combustible en los tres reactores siniestrados de la central, a pesar de que ayer los empleados de la central intentaron mantener el nivel de agua suficiente para el enfriamiento.

A partir del sábado, en la central nuclear Fukushima-1 se produjeron explosiones en el primer, tercer y segundo bloques, así como un incendio en el cuarto bloque, luego de que en las paredes del edificio fueron registradas dos grietas. El nivel de radiación en la zona de la central subió cientos de veces y se elevó considerablemente en los territorios de las prefecturas de Fukushima e Ibaraki, lo que obligó a las autoridades a establecer un radio de evacuación de 20 kilómetros. Además, en una zona de radio de 30 kilómetros se ha aconsejado a los vecinos que no salgan de sus casas. En esta zona queda todavía unos 140.000 habitantes y en total, más de 446.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus vivendas en las regiones afectadas por el desastre.

Anteriormente, en la estación Fukushima-1 se produjo un incendio de un depósito de combustible nuclear desgastado, provocado por la explosión del hidrógeno acumulado en el bloque. Según informó recientemente el Organismo Internacional de Energía Atómica desde Japón, el incendio ya está apagado.

Las autoridades de Japón, asimismo, cerraron el espacio aéreo en un radio de 30 kilómetros sobre la central nuclear averiada de Fukushima-1. El martes, la mayoría de los empleados abandonó la estación debido a que el nivel de radiación alcanzó un nivel peligroso.

Según la escala de la OIEA, los problemas en las centrales japonesas recibieron el cuarto nivel de peligro (para comparación, la catástrofe de Chernóbyl fue calificada como de séptimo nivel). Sin embargo, la Agencia de seguridad nuclear (ASN), que inicialmente dio el quinto grado a la situación en la estación nuclear averiada japonesa de los siete posibles, recientemente lo elevó al sexto, según la escala internacional INES.

Damnificados

El número de víctimas mortales y personas desaparecidas en Japón superó las 10.000, según los datos divulgados por la Policía Nacional de Japón. El martes en la prefectura de Iwate fueron hallados los cuerpos de más de mil personas, informan los medios locales. Para la mañana del martes, los rescatistas encontraron numerosos cuerpos no identificados en diferentes regiones afectadas por el terremoto y el tsunami. De acuerdo con los últimos datos proporcionados por el canal japonés NHK, se consideran desaparecidas más de 15.000.

Los rescatistas proporcionan nuevos informes sobre el hallazgo de centenares de muertos en la costa del Pacífico del país. Todavía no se ha logrado establecer comunicación con varias decenas de miles de habitantes de las ciudades afectadas por el tsunami en las localidades costeras.

En escuelas y otras entidades públicas se reunieron unos 450.000 refugiados. Numerosas personas se encuentran en refugios temporales en lugares poco accesibles, lo que les impide recibir productos alimenticios y agua potable.

Según informa el gobernador de la prefectura de Miyagi, Yoshihiro Murai, muchos hospitales experimentan una falta de medicamentos y combustible y ya no son capaces de prestar ayuda a los heridos cuya cantidad va aumentando.

Según datos preliminares, en el país están destruidos unos 50.000 edificios.  

Operaciones de rescate

Los especialistas rusos iniciaron el reconocimiento de la zona de trabajos de rescate en el noreste de Japón. El equipo del Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia desplegó un campamento de rescate a 4 kilómetros al norte de la ciudad de Sendai, prefectura de Miyagi, que fue seriamente dañada por las olas del tsunami. Allí los especialistas rusos trabajan en colaboración con socorristas de Corea del Sur. Próximamente se espera la llegada de un equipo francés.

Actualmente, en la región afectada por el desastre natural están trabajando unos 80 especialistas rusos que tiene a su disposición tres automóviles de emergencia, equipos de rescate, aparatos hidráulicos, así como todo lo necesario para un trabajo autónomo por dos semanas, incluidos generadores de energía, alimentos, agua potable, medicamentos y aparatos de comunicación. Se planea que en total unos 200 socorristas rusos efectúen operaciones de rescate en la isla. Además, los especialistas en energía nuclear que participaron en las operaciones de rescate en Chernóbyl, también se dirigen a Japón.

Para prestar ayuda también llegaron grupos de rescate de Australia, Nueva Zelanda, México y China. En total, más de 90 países ofrecieron su ayuda al golpeado país.

Consecuencias ecológicas

En la capital nipona el martes fue registrada la presencia en el aire de yodo radiactivo y de cesio en concentraciones inofensivas para la salud. Sin embargo, expertos rusos opinaron que las dosis de irradiación radioactiva en Tokio, incluso si se produce una fuga radioactiva en el segundo bloque de la central nuclear de Fukushima-1, no superarían un nivel normal y no representaría una amenaza para la salud.

A su vez, Najmedin Meshkati, profesor especialista en energía nuclear, dijo a EFE que según su opinión la situación de la central nuclear japonesa de Fukushima, pese a su gravedad, no es comparable con el accidente ocurrido en Chernóbyl en 1986, y encontró más similitudes con el incidente que tuvo lugar en Three Mile Island, en Harrisburg, Pensilvania en 1979, donde los problemas también giraron en torno a un mal funcionamiento de los sistemas de refrigeración de los reactores. "Actualmente se está tratando de absorber el calor residual metiendo agua en el reactor y la radiactividad viene del vapor que se genera, pero la central está parada y no hay reacción nuclear", explicó.

Según el profesor, lo sucedido en Fukushima tiene que servir como llamada de atención para las autoridades de los países productores de energía nuclear, ya que ninguna central está preparada para soportar un seísmo de magnitud 8,8 y un tsunami; “ningún país está tan preparado como Japón", agregó. Sin embargo, Meshkati, quien pidió reformas en los diseños de las centrales para afrontar estos desastres, no se manifestó en contra de la energía nuclear.

Las críticas

Al mismo tiempo, ecólogos opinan que las autoridades japonesas probablemente disminuyen las consecuencias de los problemas en Fukushima. Según la organización rusa Ecozaschita (Protección ecológica, en ruso), no es probable que “las autoridades quisieran evacuar a más de 200.000 personas sin amenaza alguna de la radiación”. Los activistas sostienen que la “catástrofe nuclear en Japón” es la segunda por escala en la historia de la humanidad después de la de Chernóbyl, y además no está terminada, por lo que “tiene la posibilidad de encabezar el triste índice”.

A su vez, especialistas de la organización Bellona comentan que en caso de que la situación de las centrales nucleares en Fukushima se desarrolle según la “peor variante”, la mayor parte de las partículas radiactivas se precipitaría en el territorio de Japón y el espacio acuoso cercano. Los expertos explican que todo dependerá de la dirección y la fuerza del viento, sin embargo, a juzgar por la experiencia de Chernóbyl, en caso de una gran fuga de las centrales niponas la nube podría llegar hasta el continente asiático, incluido al territorio de Rusia.

Los medioambientalistas también indican que “no existen reactores nucleares seguros”, exhortan a reexaminar algunos proyectos “dudosos” como, por ejemplo, la construcción de centrales nucleares flotantes, y esperan que los gobiernos, al evaluar los riesgos, rechacen la energía atómica y empiecen a invertir en las fuentes limpias renovables de la energía.

Mientras, los sobrevivientes del bombardeo de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en 1945 muestran una postura crítica hacia las acciones del Gobierno nipón en la presente situación con la central nuclear Fukushima-1. Hirihide Tamamoto, de 80 años, indicó citado por la agencia Kiodo: “Las autoridades y la compañía operadora de la central informan que la fuga de la radiación no representa un peligro, pero opino que su postura hacia la situaci­ón es irreflexiva. Quisiera que se entienda mejor las dimensiones de la crisis".