En Yemen, Bahréin, Siria y Marruecos continúa la aguda crisis política y crece la ola de disturbios populares en muchas localidades de esta región afectada por las revueltas populares. Las instituciones internacionales y las ONG condenan rotundamente los asesinatos, detenciones arbitrarias y palizas perpetradas contra manifestantes.
Aumenta la tensión en Yemen
En Yemen miles de personas han participado en los funerales de las más de 40 víctimas mortales de los tiroteos del pasado viernes.
La ceremonia, que ha tenido lugar este domingo frente a la Universidad de Saná, en el mismo escenario en el que se produjo la matanza del viernes, donde murieron, según los datos de diferentes fuentes, de 41 a 50 personas y cerca de 24 resultaron heridas, se ha convertido en una nueva protesta contra el Gobierno del presidente de Yemen, Ali Abdalá Saleh, que está en el poder desde 1990.
El exministro de Asuntos religiosos, Mahmud Al Hatar, ahora en la oposición, afirmó que "las amenazas e intimidaciones y la represión sólo van a reforzar la firmeza y la persistencia de la oposición".
Mientras tanto, el presidente Saleh ha destituido este domingo al Gobierno de Ali Muyawar en pleno y le ha encargado la dirección de los asuntos administrativos hasta la formación de un nuevo Ejecutivo, según ha informado la agencia estatal yemení, SANA.
El texto del decreto presidencial matiza que el Gobierno deberá desempeñar sus funciones ordinarias "excepto los nombramientos y destituciones" hasta la formación de un nuevo gabinete, informa SANA.
Esta decisión se produce tras semanas de protestas contra su régimen. Saleh, presionado por la oposición para que abandonase el poder, emitió este decreto después de que varios ministros renunciaran a sus cargos en protesta por la represión de las revueltas populares contra el régimen que estallaron hace varias semanas en el país.
Nuevas detenciones en Bahréin
En Bahréin, donde presuntamente se han perpetrado asesinatos, detenciones arbitrarias y palizas a manifestantes y personal médico, ayer las fuerzas de seguridad detuvieron a uno de los principales activistas de la oposición en el país asiático, Nabil Rajab.
Rajab acusaba a las autoridades de Bahréin y a sus aliados en el Golfo de cometer "masacres" contra la población civil y usar helicópteros Apache en la represión de las manifestaciones, algo desmentido por el Ejecutivo bahreiní.
En el país, a donde hace unos cinco días entraron tropas saudíes, las autoridades recurren al uso de la fuerza contra la oposición no armada. Además, el jueves pasado allí fueron detenidos al menos seis opositores después de la dispersión de los manifestantes que ocupaban la principal plaza de la capital. En esta acción murieron varias personas.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó "rotundamente el uso de munición contra manifestantes pacíficos" en la región. El responsable de la ONU considera "totalmente inaceptable" lo sucedido también en Yemen y Bahréin. "El derecho a la libertad de expresión y a la libertad de reunión tienen que ser protegidos. Son los principios fundamentales de la democracia", recuerda el secretario respecto a los sucesos de Yemen y de Bahréin, donde las fuerzas de seguridad han atacado y causado muertes entre los manifestantes pacíficos.
Ban agrega que envió un mensaje "claro y fuerte" al rey de Bahrein, Hamad bin Isa al Halifa, a quien conminó a "ejercer la contención y la precaución" frente a los manifestantes pacíficos que "no vayan armados", por lo que "enfrentarse a ellos con violencia es una violación del derecho humanitario internacional, de los derechos humanos".
Además, pese al anuncio este domingo de la destitución del Gobierno yemení, el secretario general de la ONU pidió hoy al presidente Alí Abdalá Saleh que acometa reformas profundas "para alcanzar las expectativas del pueblo" y llamó a la celebración de un diálogo nacional que incluya a distintos sectores de la sociedad.
Disturbios violentos en Siria
En la ciudad de Deraa los funerales por los manifestantes muertos tiroteados por la policía se convirtieron en un nuevo desafío al régimen.
En Siria, donde murieron seis manifestantes en varias ciudades tiroteados por las fuerzas antidisturbios en unas protestas que estallaron el pasado viernes para exigir reformas políticas, ayer centenares de manifestantes prendieron fuego al Palacio de Justicia, a la sede local del partido del gobierno, Baath, a otros edificios oficiales y a varios vehículos. En esta ciudad situada a 120 kilómetros al sur de Damasco han ardido también las oficinas de empresas de telefonía celular, MTN y Siryatel.
Este domingo en la ciudad de Deraa las manifestaciones fueron disueltas violentamente por fuerzas antidisturbios dejando al menos un muerto, informaron fuentes anónimas.
Un manifestante, identificado como Raed al Kerad, murió y otros 60 resultaron heridos durante las protestas, que coincidieron con la visita de la comisión gubernamental creada para investigar los acontecimientos, lo que han negado los medios de información oficiales.
El Gobierno de Damasco culpa de las muertes a infiltrados que no identifica. Las autoridades sirias anunciaron que tomarán medidas legales contra los responsables de la muerte de los manifestantes.
El presidente sirio, Bashar al Asad, destituyó este domingo al gobernador de la provincia de Deraa tras la muerte de al menos cinco manifestantes en las protestas del pasado viernes. Además, han sido puestos en libertad 15 adolescentes que habían sido detenidos por pintar en los muros de un colegio de Deraa eslóganes revolucionarios que se hicieron famosos en las protestas de Egipto y Túnez como "El pueblo quiere la caída del régimen".
Las manifestaciones del viernes en Deraa, Damasco, Homs y Banias se fraguaron el miércoles cuando 32 activistas fueron detenidos y acusados de dañar la imagen del Estado. En Siria, que está en estado de excepción desde 1963, todas las manifestaciones públicas están prohibidas.
Los marroquíes salen a las calles
Este domingo miles de marroquíes salieron a las calles de decenas de ciudades del país para reclamar una Constitución nueva y cambios democráticos, pese al reciente anuncio del rey Mohamed VI de reformas constitucionales.
Las protestas, convocadas por los jóvenes del Movimiento 20 de Febrero, tuvieron su mayor seguimiento en Casablanca, capital económica de Marruecos, con más de 15.000 personas, según constataron agencias internacionales, aunque los organizadores elevaron esa cifra hasta 60.000.