Rusia, que no apoyó la intervención militar en Libia, recuerda que la coalición internacional debe seguir el objetivo de proteger a los civiles, según el canciller ruso Serguéi Lavrov. Mientras tanto las fuerzas aéreas aliadas continúan atacando Libia. Por el momento, hay información sobre bombardeos en la capital, Trípoli, en Sebha, en el sur del país y en la ciudad de Sirte. El Consejo de Seguridad de la ONU volverá a reunirse para analizar la situación en Libia a petición del ministro de Exteriores libio, Musa Kusa.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Seguéi Lavrov, que se encuentra en visita oficial en Egipto, subrayó que los países aliados no deben olvidar el objetivo de la resolución de la ONU que consiste en proteger a la población civil y lamentó que en su tiempo el régimen de Gaddafi no hubiera cesado la violencia como exigía el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por el momento, desde el comienzo de la operación militar internacional en el país, en los ataques aéreos han fallecido más de 60 personas, según los datos del Gobierno libio.
Nuevos ataques de la coalición internacional han empezado el 21 de marzo a las 21:00, hora local. Se comunica que una fuerte explosión se registró cerca de la residencia de Gaddafi y se pueden oír los disparos de armas antiaéreas en distintas partes de la capital, según AFP. La noche anterior, la fuerzas aliadas destruyeron el centro de mando de Gaddafi.
En el marco de la operación militar que se realiza desde el 19 de marzo por EE. UU., Gran Bretaña, Francia y otros países, se atacó también la ciudad de Sirte, ubicada en el centro de la costa libia del Mediterráneo. El ataque al aeropuerto provocó numerosas víctimas civiles, según afirmó el portavoz del Gobierno, Mussa Ibrahim, en una conferencia de prensa.
Las fuerzas aéreas aliadas también alcanzaron el sur de Libia. Según informan fuentes de la coalición, se realizaron ataques sobre la ciudad de Sebha.
Mientras tanto, las fuerzas gubernamentales establecieron su control en la tercera ciudad más grande del país, Misurata, situada a unos 200 kilómetros de Trípoli, informa el canal de televisión Al Arabiya.
El canciller libio, Musa Kusa, ya ha pedido, a través de una carta, una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad para detener las operaciones contra su país, autorizadas por la resolución 1.973.
Rusia, que estuvo entre los cinco miembros del Consejo que se abstuvieron en la votación del pasado jueves, no apoya la intervención militar internacional. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, declaró que Rusia no se sumaría a la operación militar en Libia. También reiteró que su país se ofrece como mediador en buscar una solución a través del diálogo.
El futuro desarrollo de la situación resulta muy difícil de pronosticar, según el canciller Lavrov, y depende sólo del pueblo libio, ya que es un asunto interno. Asimismo, espera que lo que pasa en Libia no provoque la desintegración de ningún país de la región y no afecte a la solución de otros conflictos como el de Israel y Palestina.