Mientras que distintos analistas ya dan casi por hecho el rescate de Portugal, país sometido a una profundísima crisis, éste podría llegar a evitarlo con apoyo de su antigua colonia: Brasil. La mandataria brasileña Dilma Rousseff, en su primera visita oficial a Lisboa, insinuó durante una rueda de prensa que tal posibilidad existe: “Brasil puede ayudar a Portugal, así como Portugal ayudó económicamente a Brasil [en el pasado]”.
El expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se hizo eco de las promesas de Rousseff durante una cena informal con el primer ministro luso dimisionario José Sócrates. "Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para ayudar a Portugal", afirmó Lula da Silva, que viajó a Portugal para ser condecorado doctor honoris causa por la Universidad de Coimbra.
Los rumores sobre una posible ayuda a Portugal por parte de Brasil han aparecido hace varios meses. A principios de diciembre, el ministro de finanzas de Portugal, Fernando Teixeira dos Santos, confirmó la disponibilidad de Brasil de comprar bonos de la deuda pública de Portugal. El ministro detalló que empresas brasileñas podrían participar y adquirir títulos en las próximas emisiones de deuda pública, ya sean "entidades gubernamentales, inversores, empresarios o cualquiera que esté interesado".
Portugal, reconocida como insolvente
Mientras tanto, la agencia crediticia Standard and Poor's (S&P) volvió a rebajar la nota de solvencia de la deuda pública portuguesa hasta colocar su calificación al límite de "bono basura", como previamente lo había hecho la agencia Fitch. El nuevo máximo histórico ha aumentado la presión de los mercados sobre la deuda soberana portuguesa, pero Lisboa sigue insistiendo en que no necesita ayuda de nadie. Sin embargo, ahora no sólo afronta vencimientos importantes, sino que tiene que lidiar con la reposición de su gobierno, debido a que el primer ministro José Sócrates se vio obligado a renunciar porque no había logrado acordar con los opositores su último plan de ajuste financiero.
El panorama negativo se ve aún más nublado por los pronósticos: el Banco de Portugal considera que los intereses en todos los plazos aumentarán hasta rozar el 7,6% para 10 años. Además, se prevé una nueva caída del empleo, sobre todo en el sector público. En estas condiciones una ayuda de Brasil sería, quizá, clave para evitar un rescate. Sin embargo, los pormenores de la posible compra de bonos aún no han sido concretados.
Cómo cambió la historia
Según datos oficiales, alrededor de 90.000 ciudadanos brasileños viven en Portugal. La mayoría de ellos dejaron el país en los años 90 en busca de una vida mejor. En aquel momento la realidad en Brasil estaba marcada por la inestabilidad económica y política, además de la hiperinflación y la falta de trabajo. Los primeros inmigrantes eran en su mayoría profesionales capacitados que buscaban una remuneración más decente. Luego les siguieron brasileños más jóvenes y menos calificados, muchos de ellos del interior del país.
Sin embargo, la situación en Brasil ha cambiado considerablemente en la última década. El país lidera en la región latinoamericana y, según expertos, será uno de los países con más crecimiento en el mundo. En cambio, Portugal pasa por una profunda recesión, elaborando planes para disminuir el déficit presupuestario y la deuda.