Siria enfrenta un "gran complot" según declaró el presidente del país, Bashar al-Assad, que ayer había aceptado la dimisión de su Gobierno dirigido desde 2003 por el primer ministro, Muhammad Naji al-Otari.
En su discurso dirigido al pueblo, pronunciado en el Parlamento y retransmitido por la televisión, Assad afirmó que el objetivo de este complot es "descomponer Siria, deshacerse del último obstáculo para el camino de la realización de los planes israelíes".
Sin embargo, el mandatario sirio está convencido de que el complot "está condenado al fracaso", aunque no descarta que "estas tentativas [de desestabilización] seguirán".
Fue el primer discurso del mandatario dirigido al pueblo sirio después de que el 18 de marzo empezaran las protestas en el país, que han dejado decenas de víctimas.
"Accedemos a los deseos del pueblo, pero no podemos apoyar el caos. Nuestros enemigos trabajan para afectar la seguridad en Siria, pero se han equivocado de país. Nuestro deber es garantizar la seguridad, es una prueba de nuestra unidad", dijo.
El presidente se expresó seguro de que Siria podrá superar la crisis. Precisó que la situación en el país ya se está estabilizando. Assad confesó la necesidad de satisfacer las demandas del pueblo y la realización de reformas. Declaró que "si se encuentran los reformadores, les apoyaremos".