Militares iraquíes han atacado un campo de refugiados iraníes en territorio iraquí
Las fuerzas de seguridad iraquíes se enfrentaron a los habitantes del campo de refugiados iraníes de Ashraf, al noreste de Bagdad, provocando al menos 10 muertos y numerosos heridos.
Según la Organización de los Muyaidines del Pueblo de Irán (PMOI), los residentes fueron atacados y asesinados de forma indiscriminada. Por su parte, el Ejército iraquí afirma que hubo una provocación previa, ya que los refugiados atacaron a los soldados lanzando piedras.
La causa de los enfrentamientos, según los oficiales del país, fue la decisión del gobierno iraquí de mover a los habitantes del campo del terreno que han ocupado desde hace unos 20 años y devolver esas tierras a los granjeros.
Los iraníes se negaron de salir del campo y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad. En respuesta más de mil soldados, apoyados por vehículos acorazados, entraron al campamento para disolver a los protestantes.
El representante del campo comunicó, que a causa del ataque murieron 31 personas y más de 300 resultaron heridas. Al mismo tiempo, una fuente anónima de Reuters en un hospital cercano a la zona, informó que llegaron al centro sanitario 10 muertos y 40 heridos.
El enfrentamiento se produjo durante la noche de este viernes. Según relatan algunos testigos, el ejército entró por la fuerza en el campo de Ashraf y abrió fuego contra pequeños grupos de residentes. La PMOI, entidad que representa a los exiliados iraníes, informó que el ataque fue dirigido por el comandante del Ejército de Infantería iraquí.
En el campo de Ashraf residen unos 3.400 opositores al régimen iraní, pertenecientes al grupo de los Muyahidines del Pueblo de Irán, que dejó las armas en 1990. La localidad ya había sido atacada por las fuerzas de seguridad iraquíes en 2009, produciéndose 11 víctimas mortales, 500 heridos y 36 detenidos.
El reciente ataque coincidió con la visita a Bagdad del secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, quien llamó a las autoridades iraquíes a manifestar discreción y tratar a los residentes del campo según las leyes del país y las obligaciones internacionales.