La publicación del diario íntimo e inédito de la compañera de Salvador Dalí acaba con el cliché de modelo y descubre a una literata poética.
“Gala Dalí. La vida secreta. Diario íntimo”, así se llama la obra de Gala Dalí, en realidad, Elena Diákonova, nacida en la ciudad rusa de Kazán. La musa, amante y esposa de Salvador Dalí, que conoció todos los secretos de los surrealistas, descubre en esta autobiografía una época oculta hasta el momento de su infancia y adolescencia en Rusia y revela una fuerte vocación literaria ya en su infancia. En el texto se detecta un sentido trágico de la vida, que es “un sentimiento muy ruso”.
El manuscrito fue descubierto en 2005, en el interior de un baúl, que se encontraba en el castillo de Púbol que Dalí regaló a Gala y donde ella vivió sus últimos años. El pequeño cuaderno había permanecido escondido hasta que en el año 2005, con motivo del centenario del nacimiento del pintor español, se clasificaron todos los documentos y legajos. Inmediatamente se descubrió que los escritos de aquel cuaderno eran inéditos y en 2008 se empezó a trabajar en ellos, labores que culminaron con la edición del libro.
Gala nunca escribió en vida o eso se creía hasta el descubrimiento del manuscrito. Según Montserrat Aguer, directora del Centro de los Estudios Dalinianos de la Fundación Gala-Salvador Dalí, el texto descubre a una literata oculta: “Buena escritora, poética, incluso”.
El cuaderno consta de 106 páginas, repleto de correcciones y anotaciones, que certifican, según los editores del libro, que su intención no era simplemente tomar notas. Aparece en estas páginas una Gala alejada del cliché de mujer fría, distante y, hasta cierto punto, inalcanzable, evidenciándose como una persona atormentada, fascinada y vulnerable.
Hasta el momento conocíamos a Gala como esposa del gran artista catalán, su modelo y musa. A Gala le iba bien ese papel, el mantenerse en segundo plano, a la sombra del genio. Pero, tal vez, al escribir su diario a escondidas, ella esperaba que alguien lo leyera algún día.