Miles de personas salieron a las calles de la capital japonesa para protestar contra el uso de la energía nuclear y a favor del empleo de fuentes alternativas.
Las manifestaciones unieron a unos 17.000 habitantes de Tokio en varias partes de la ciudad. La gente expresó su descontento también por las medidas de TEPECO, la operadora de la central Fukushima-1, seriamente afectada por el terremoto y el tsunami del pasado 11 de marzo.
Anteriormente la dirección de la planta ya anunció el cierre de la instalación y la construcción de un muro de metal para contener la contaminación del mar. Tras una serie de explosiones ocasionadas por un fallo del sistema de refrigeración, se habían registrado varias fugas de radiación y de agua radiactiva. La zona de evacuación es de 30 kilómetros alrededor de la central.
Los japoneses se preocupan también por la situación de la planta de Hamaoka, en la provincia de Shizuka, ya que consideran que también sufrió daños a causa del tsunami.
Este mismo domingo, 10 de abril, la Policía anunció los últimos datos sobre las víctimas del desastre natural. Se ha confirmado la muerte de 13.013 personas, mientras que 14.608 continúan desaparecidas. Más de 150.000 habitantes de las zonas afectadas se encuentran en centros de refugiados. Unos 48.000 edificios fueron destruidos por completo y sus escombros, arrastrados al océano por el tsunami, se dirigen hacia Hawái y la costa norteamericana del Pacífico.