El atentado de Minsk visto con los ojos de quienes iban en el metro

En Bielorrusia esta jornada del 13 de abril fue proclamada día de luto con el fin de conmemorar a las víctimas del acto terrorista en la estación Oktiábrskaya del metro de Minsk del pasado 11 de abril. Los ciudadanos de Minsk llevan flores al lugar de los hechos.

Una llama en recuerdo de las víctimas. Una no, decenas.  El sentimiento de luto se palpa en toda la ciudad. Se cuentan por millares las personas que a cualquier hora del día se acercan a recordar la memoria de quienes allí perdieron la vida desde el cruel atentado terrorista en la estación más transitada de la capital.

Silencio. Las palabras sobran. Todo un pueblo se ha volcado por una misma causa. A escasos metros de este lugar de la tragedia está el hospital donde fueron trasladados los heridos.  Yelena lleva dos noches sin poder dormir. El sonido del estallido ha quedado grabado en su cabeza.

Recuerda que en ese momento cerró los ojos. Un segundo más tarde, al volver a abrirlos, no daba crédito al estremecedor escenario que tenía a su alrededor.

A lado y lado de este pasillo se encuentra la otra cara del terrorismo, las víctimas, que ahora tienen un largo camino por delante: olvidar una tragedia que nunca hubieran querido haber vivido.

Con sólo 16 años, a Ksenya le ha tocado sentir en sus carnes un atentado. Las heridas físicas quizá no sean graves, pero desde el fatídico día se encuentra en estado de choque. Solo recuerda que llamó a su abuela. El resto está cubierto por una capa de niebla.

Su abuela acudió rápidamente a la estación Oktiábrskaya a buscar a su nieta. El trayecto se le hizo eterno. En ese momento no imaginaba la gravedad de lo ocurrido. Al ver a Ksenya se fundieron en un abrazo.

Irina también estaba en uno de los vagones. Pero a diferencia del resto de las víctimas ella lo primero que hizo tras la explosión no fue mirar alrededor ni pensar en dar gracias por haber vuelto a nacer. Tenía a alguien más importante de quien preocuparse.

Tras las paredes de este hospital se refugian ahora decenas de personas que quieren olvidar. Las heridas físicas dicen todos ellos, sanan con el tiempo, pero lo que queda en la mente nunca se sabe cuánto se tardará en superar.