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Un zoológico ruso salva de la muerte a dos ositos tibetanos huérfanos

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En el Oriente Lejano de Rusia dos cachorros de oso buscan un nuevo hogar. Los animales fueron encontrados en una caja cerca de la entrada de un parque zoológico.
Un zoológico ruso salva de la muerte a dos ositos tibetanos huérfanos

En el Oriente Lejano de Rusia dos cachorros de oso buscan un nuevo hogar. Los animales fueron encontrados en una caja cerca de la entrada de un parque zoológico.

Un parque zoológico privado del Oriente Lejano de Rusia recibió a finales de abril un reemplazo inesperado. Un día, al llegar al trabajo el director de este centro natural,  Serguéi Asnovin, descubrió una caja cerca de la entrada. Desde ella se oía un gruñido muy bajito. Cuando abrió la caja observó a dos ositos pequeños. Lo más probable es que alguien decidió de tal manera salvar de hambre a los huérfanos.

“Ahora en los bosques las osas abandonan sus madrigueras. Y si las asustan o matan, por ejemplo, los cazadores furtivos o simplemente cazadores, los oseznos se quedan solos. Así que no pueden sobrevivir por ellos mismos”, dice el director de parque zoológico.

Estos ejemplares de oso tibetano fueron bautizados como “expósitos patizambos”. En el vivero los trabajadores curaron a los cachorros. Les dieron los nombres de Makar y Zajar y les colmaron con un cariño casi materno. Les alimentan con leche fresca y papilla de sémola con miel cada 4 horas.

Los funcionarios del parque tienen más preocupaciones desde la aparición de los oseznos, cautivándoles el corazón desde el primer día. Cada día aumentan de peso, están en una buena forma y a veces abandonan los límites de la jaula y juguetean en un bosque cercano, siempre bajo la atenta mirada del responsable del parque.

“Son como pequeños niños. Cuando les mimas y hablas cariñosamente lo entienden todo perfectamente. Si estás de mal humor y dices algo negativo, lo captan y empiezan a ponerse nerviosos”, explica Alexandra Rys, la administradora del zoológico.

Por desgracia, tal amistad íntima entre osezno y humano no durará mucho. Dentro de unos meses, a principios del sueño invernal, tomar en las manos a los cachorros será imposible. Aunque ahora están acostumbrados a la gente, su carácter cambiará, emergerá su naturaleza. Además, el centro no cuenta con recursos suficientes, por lo que sería necesario buscar un nuevo hogar, algo que se hace muy difícil.

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