EE. UU. planea desplegar una base militar en la costa norte de Honduras. La decisión correspondiente fue anunciada tras la reunión entre el ministro hondureño de Defensa, Marlon Pascual, y el jefe estadounidense del Comando Sur, Douglas Fraser. En la actualidad el alto jefe militar norteamericano está de visita en Tegucigalpa con el objetivo de ampliar "la colaboración" contra el narcotráfico y mejorar la seguridad.
Una vez abierta en las islas de la Bahía, será ya la tercera base estadounidense en terreno hondureño, la segunda en menos de un año. En abril de 2010 se puso en funcionamiento otro asentamiento norteamericano en el departamento de Gracias a Dios, fronterizo con Nicaragua, que supuestamente debe servir de aporte a la lucha contra el narcotráfico. Además, EE. UU. tiene en Honduras la base aérea de Palmerola, en la ciudad de Comayagua, a donde fue trasladado el exlíder hondureño Manuel Zelaya después del golpe de Estado en 2009.
A pesar del objetivo aparentemente bueno del Gobierno estadounidense -la lucha contra el narcotráfico-, muchos en el país centroamericano consideran que EE. UU. no hace nada más que realizar su política intervencionista en la región. "Hace un buen rato están intentando instalar una nueva base militar estadounidense bajo el pretexto de que es necesario controlar el narcotráfico", señaló el jefe del Movimiento Vía Campesina de Honduras, Rafael Alegría. El activista está seguro de que estas bases "han servido para hostigar en su momento a Nicaragua, y ejercer el control sobre El Salvador, ya que la misión es ejercer el poder político y militar en Centroamérica".
El jefe de la Asociación de Campesinos Hondureños, Rafael Navarra, comparte este punto de vista. "Nosotros ya hemos sufrido en tiempos anteriores, o sea nuestro país ha servido de portaaviones o de plataforma para desde aquí preparar tropas y enviarlas a pelear las guerras o las situaciones internas de los países hermanos. En Nicaragua pues se ha mantenido siempre una política independiente y que ha enfocado la forma de EE. UU. de controlarla a través de los gobiernos vecinos", dijo Navarra.
"No quisiéramos pensar que nuevamente se trata de una forma de control y tener a Honduras como un trampolín para desde allí dirigir estas fuerzas estabilizadoras a los países hermanos de Nicaragua. Creemos que Centroamérica debía estar unida. […] El narcotráfico parece que estuviera bien visto por las potencias que consumen narcóticos y que solamente están haciendo un trabajo de apariencias, y no necesariamente combatiendo el narcotráfico porque el consumo no se controla", agregó el presidente de la organización activista.
En febrero pasado, el secretario adjunto para la Oficina de Asuntos Antinarcóticos, William Brownfield, realizó una gira por Centroamérica y Colombia, en cuyo marco propuso introducir en la zona un plan similar al Plan Colombia. Declaró que EE. UU. destinará unos 200 millones de dólares para luchar contra el tráfico de drogas en Centroamérica. El alto funcionario aseveró también que se trata de una "coincidencia de perspectivas en [los países de] la región".