La Justicia chilena ordenó exhumar los restos del expresidente socialista Salvador Allende (1970–1973) para esclarecer si la versión histórica oficial de suicidio es verdad o si tuvo lugar un asesinato.
El peritaje está previsto para mediados de mayo, según confirmó el juez Mario Carroza. La hija del ex líder socialista, la parlamentaria Isabel Allende, declaró que es “relevante para el país y para el mundo que en definitiva se pueda establecer jurídicamente las causas de su muerte y las circunstancias que la rodearon, que fueron de extrema violencia”.
Inicialmente, los familiares de Allende no dieron su visto bueno a la autopsia, insistiendo en que la versión sobre el suicidio era la única verdadera. Pasados unos meses, los familiares finalmente tomaron una decisión positiva. Reiteraron que no ponen en duda la tesis de los médicos, pero que tienen la intención de esclarecer definitivamente un episodio del curso de la historia chilena que no fue pacífico. "No es que la familia haya cambiado de opinión. No es que ahora tengamos dudas que antes no tuvimos, sino que apoyamos que haya una investigación judicial que nunca se había hecho", señaló Allende.
La primera etapa de las investigaciones del fallecimiento de Salvador Allende empezó a finales de enero, cuando expertos del Servicio Médico Legal se dedicaron a analizar los resultados de la autopsia anterior, realizada en 1990 tras la vuelta a la democracia. La pesquisa fue ordenada por la Justicia después de que la fiscal judicial Beatriz Pedrals hubiera presentado 726 querellas por casos de violación de los derechos humanos registrados durante la dictadura de Pinochet, entre ellos la muerte de Allende.
Salvador Allende murió el 11 de septiembre de 1973. Según la versión más conocida, se suicidó dentro del Palacio de Gobierno en Santiago para evitar caer en manos de los militares de la Junta que perpetraron el golpe de Estado con la intención de que el entonces comandante del Ejército, el general Augusto Pinochet, se instalara en el poder.
Sin embargo, durante años se popularizó la versión de que Allende había sido asesinado. La conclusión médica inicial solo decía que la muerte se la había causado una "herida de bala cérvico-buco-cráneo-encefálica, con salida de proyectil". En febrero de 2011, el escritor y periodista chileno Camilo Taufic en una entrevista a EFE ofreció la tesis de un "suicidio asistido". Afirmó que su propia investigación que había realizado en los últimos años probaba que el presidente se había disparado en la cabeza con una pistola, pero quedó malherido y fue uno de sus escoltas quien tuvo que darle "el tiro de gracia".