Conozca a los chamanes rusos del Lejano Oriente ruso
El aislamiento geográfico, una estrecha relación con los ciclos de la naturaleza y una armónica conexión con el entorno son características que distinguen a la mayoría de los pobladores de la República rusa de Saja, en Siberia Oriental.
Los habitantes de Yakutia, una región extrema oriental de la Federación Rusa, nunca han perdido sus tradiciones. Muchas de ellas tienen que ver con el animismo, un sistema de creencias en el cual los objetos inanimados y los fenómenos y elementos de la naturaleza tienen alma; y hay un personaje que se puede comunicar con ellas: el chamán.
La figura del chamán es prácticamente inseparable de los habitantes de esta región. De hecho, algunos estudiosos estiman que surgió junto con los primeros asentamientos humanos en este frío territorio.
Leonid Savid es un uno de los más reconocidos chamanes de Yakutia, aunque son pocas las veces que se deja ver por la ciudad ya que prefiere vivir como pastor de renos. Hasta los 30 años llevaba una vida normal hasta que se convirtió en chamán.
“Uno recibe este poder de sus antepasados, aunque no necesariamente familiares. En mi caso un amigo de mi bisabuelo le transfirió el don, y desde esa época está en mi familia. Así que ahora soy un chamán, un chamán de séptima generación... luego podré traspasar mis habilidades a quien crea que se las merezca”, dice el chamán Savin Leonid, de 40 años.
No todos los hechiceros son iguales. Cada uno de ellos tiene misiones diferentes y se consagran en ayudar a las personas en aspectos específicos.
“Yo ayudo a la gente a tener fe en que sus deseos se cumplirán, sus relaciones familiares mejorarán y no tendrá conflictos en el trabajo. Cuando una persona tiene fe en esto puede hacer cualquier cosa”, comenta Leonid.
Pero también hubo tiempos difíciles en que el chamanismo estaba prohibido, se confiscaron trajes y elementos ceremoniales intentando acabar con esta ancestral creencia.
“Cuando Yakutia se unió a Rusia comenzó la cristianización y empezaron a prohibir las prácticas chamánicas. En la época soviética fue peor ya que se intentó acabar con estas creencias de raíz, expulsando a los chamanes de las ciudades y los pueblos”, cuenta Galina Shchadrina, investigadora de chamanes.
Este duro proceso no rindió frutos y la gente de Yakutia continuó creyendo en sus hechiceros, aunque actualmente estos comparten espacio con otros cultos y las ciencias.
“Somos un pueblo con una característica especial... cuando estamos en problemas hacemos tres cosas al mismo tiempo: visitamos a un chamán, pedimos en la iglesia, y también hacemos uso de la medicina moderna”, dice Daria Bragina, residente de la zona.
Todos estos elementos se relacionan armónicamente en esta región de la Federación Rusa, aunque para los yakutos el chamanismo se siente más como algo propio. Y precisamente esa parece ser la garantía de que esta tradición mantendrá su fuerza en la fría tundra siberiana.