Mercenarios: ¿ejército privado o cazafortunas?
El Reino Unido está recurriendo a contratistas privados para proteger a las grandes corporaciones en Libia. Sin embargo, la experiencia de intervenciones precedentes muestra que los mercenarios se pueden convertir en cazafortunas.
Imágenes confidenciales grabadas en Irak muestran a un equipo de contratistas británicos de seguridad disparando al azar contra vehículos en una carretera de Bagdad en 2005.
No obstante, es muy fácil que semejante episodio se desarrolle ahora en Libia en medio de un intenso conflicto armado que está lejos de su fin.
Bob Paxman pasó 10 años sirviendo en las tropas especiales de las Fuerzas Aéreas Británicas en África e Irak. En más de un ataque no provocado mercenarios jóvenes abrieron fuego contra él.
“Muchísimos contratistas de las fuerzas de seguridad vienen a tu localidad y, en comparación con la población local, ganan cantidades de dinero exorbitantes. Claro que esto causa cierta tensión entre los grupos y con el tiempo puede ser aprovechado por entidades externas, por ejemplo grupos terroristas”, explicó Bob.
La industria de la seguridad privada a nivel global se estima en billones de dólares.
Solo en el año 2009 el Ministerio de Defensa del Reino Unido gastó 82 millones de dólares en contratar a este tipo de compañías.
Y, según fuentes independientes, otra ronda de vacantes acaba de abrirse con la mira puesta en Libia.
“Mientras que para la mayoría de nosotros estas guerras y estos conflictos no son más que un motivo de preocupación y pena, para estas empresas son tiempos de abundancia”, dijo John Hilary, director ejecutivo de la organización benéfica War on Want.
Abundancia de recursos para unos, para otros significaría abundante violencia en un país inestable con cortes de electricidad, agua, infraestructura diezmada y un sinfín de desplazados.
El empleo en esta industria privada que se sirve en su mayoría de exmilitares es totalmente voluntario, al igual que cualquier tipo de control entre sus filas.
“En mi opinión, la seguridad privada es un elemento que, sobre todo en países inestables, sí puede violar la ley”, señaló Mike Hancock, legislador liberal demócrata británico.
Los ministerios de Defensa y las multinacionales suelen contratar a las compañías independientes con el objetivo de proteger a la gente y su propiedad de los sublevados. Aunque cada vez más expertos perciben como su interés reinante preservar intactos los “huevos de oro” que trae la gallina de este negocio.