Hillary Clinton se salta el protocolo estrechando la mano del emperador nipón
La secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, ofreció el apoyo estadounidense a Japón durante su visita oficial a Tokio. Sin embargo, tuvo un pequeño desliz diplomático al ser demasiado afectuosa: se saltó el protocolo al darle un beso en la mejilla a la familia imperial nipona.
En su corta visita a Japón, destinada a mostrar la solidaridad de Estados Unidos con este pueblo golpeado por varias catástrofes, la jefa de la diplomacia estadounidense, recibida en Kōkyo -el Palacio Imperial japonés- con todos los honores, hizo algo inesperado: estrechó la mano del emperador Akihito y besó a la emperatriz Michiko saltándose así el protocolo. No se sabe si la familia real nipona se sintió confundida con este hecho ya que aparentemente no demostró ninguna señal de sorpresa y sonrió a las cámaras.
La jefa de la diplomacia estadounidense llegó a Tokio en una corta visita, destinada a mostrar la solidaridad de Estados Unidos con el pueblo golpeado por varias catástrofes.
Clinton se reunió en la capital nipona con el ministro de Exteriores de Japón, Takeaki Matsumoto, y el primer ministro, Naoto Kan. Clinton ofreció a Japón el "firme apoyo" de EE. UU. para la reconstrucción tras el potente sismo y el tsunami gigante, y calificó de crisis "sin precedentes" el accidente nuclear de Fukushima.
"He venido a Japón con un mensaje de solidaridad y esperanza compartida de parte de la población de Estados Unidos", dijo. La responsable estadounidense anunció, además, que las empresas estadounidenses estaban dispuestas a participar en el esfuerzo de reconstrucción en el noreste del archipiélago devastado el 11 de marzo por el terremoto y el tsunami.
Hillary Clinton consideró que la reconstrucción de la costa noreste de Japón, devastada por el tsunami, debe aunar la implicación de los sectores público y privado de ambos países.
Tras reunirse con su homólogo y el primer ministro japonés, la jefa de la diplomacia estadounidense ha sido recibida por el emperador Akihito y la emperatriz Michiko. "Lamento mucho todo lo que le ha pasado a su país", dijo Clinton a Akihito y Michiko, a quienes también trasmitió el compromiso de Washington con la reconstrucción de Japón.
Durante el encuentro con la pareja imperial, Clinton estrechó la mano de Akihito y besó en las mejillas a Michiko, violando el protocolo diplomático, según han señalado los expertos.
La secretaria de Estado de EE. UU. fue recibida en el Palacio Imperial con una ceremonia para tomar el té por Akihito y Michiko, un gesto de gran respeto y honor, y una audiencia excepcional ya que el domingo está reservado generalmente a los jefes de Estado.
El protocolo nipón estipula una reverencia ante la figura del emperador japonés ya que hasta Hirohito, padre de Akihito, era considerado divino. El emperador Hirohito es el 124º soberano de una dinastía que comenzó siete siglos antes de nuestra era y es descendiente directo de la diosa sol Amaterasu, según la leyenda. En 1945, tras la derrota militar de Japón en la Segunda Guerra Mundial, Hirohito renunció al estatuto de deidad.